martes, 21 de julio de 2009

Sobre un puente

Últimamente pocas cosas tienen sentido. Puede que todo sea nada más que un bache pero las cosas apuntan a que esta es una situación tipo puente, algo parecido a tirarse o cruzar. Cruzar un puente, lo dijo Rodrigo Fresán, nos da la inusitada libertad de sentirnos como dioses inmortales repitiendo un truco aprendido hace poco más de dos mil años. Un puente para caminar sobre las aguas, mirar desde arriba sabiéndose estar en la cima de un mundo y justo entonces una pregunta que, tal vez, acabe para siempre con esa inmortalidad. Tirarse o cruzar, la eterna interrogante, y decir que la mayoría opta por cruzar sintiendo esa fútil sensación de inmortalidad e invulnerabilidad. Muchos prefieren la seguridad del puente, lo atraviesan con un caminar lento y con el único fin de llegar sanos al otro extremo, sin que les importe mucho lo que hay al otro lado o como se siente el viento en la cara mientras caminan. Otros, lo mejores, se detienen a la mitad del puente, miran a los lados y se paran junto al borde del precipicio. Hay que tener fuerza para parase desde tan alto y mirar abajo, abandonando la seguridad del puente, del camino. Junto al borde, sintiendo bajo los pies al río que reclama todo para sí, sintiendo el suelo que esos pies pisan y al viento que golpea en la cara, experimentando la repentina revelación de que un paso en falso podría ser el último o el primero. El último de lo que fue, el primero de todo lo que será. Tantas cosas por venir y sólo un paso, sin preguntarle a nadie, sin esperar más que esa brisa que ahora golpea la cara o ese suelo que, hasta hace poco, sentían los pies. No más preguntas que hacerse mientras todo es diferente.

Recorro el puente y algo me detiene. El camino es tranquilo y sin embargo el borde del abismo parece la única opción valida. “El gran deseo de experimentar que se siente en la caída”, las ganas de dejar de planear las cosas y tomarlas como vienen, no saber si alguien va a estar abajo esperando a que caiga.

Sólo una opción valida.



1 comentario:

Diego Alejandro dijo...

Cruzar un puente...
o tirarse a una piscina...

como la misma joven cayendo en las mismas piscinas en todos lus universos paralelos posibles...

o un joven cruzando los puentes que unen esos universos...

o la misma joven zambullendose en ellos