martes, 2 de julio de 2013

Undécimo día


De regreso. Por cuarta, quinta, sexta vez. Pierde la cuenta. Le cuesta escribir acá a El Caleño. Cada vez más. No sabe, no cree, haber perdido el amor por escribir. Nunca. Es, piensa, lo que lo mantiene avanzando. De las pocas cosas que lo hacen feliz. Escribir. Antes, lo ha dicho El Caleño en multitud de ocasiones, le parecía demasiado sencillo ir llenando páginas con lo que pensaba y sentía. Ahora se cohibe, como si tuviera algo que ocultar. Pero no es de los que esconde. No es de los que se oculta. Un hombre todo vanguardia, como leyó algún día. Sin grueso de ejército ni retaguardia. 

martes, 21 de mayo de 2013

Décimo día

Parece que ha olvida el verdadero propósito de este blog. Parece que ha olvidado tantas cosas, que hay tanto que se empeña en no recordar. Las cosas han cambiado para El Caleño. Antes sentía una total libertad al escribir. Unas ganas casi irreprimibles de contarlo todo. Después sintió algo similar al pánico escénico. Dejó de decir lo importante. Empezó a hablar de generalidades y se aburrió de seguir escribiendo. Nunca supo más de sí mismo que cuando escribía con frecuencia en el blog. Nunca fue más sincero con lo que pensaba. No volvió a expresar lo que siente con esa facilidad que en la vida diaria le es esquiva. Es, siempre lo será, una persona demasiado introvertida. Oculta su rostro, las famosas máscaras, con sonrisas y buenas intensiones. La verdad es que las interacciones sociales son algo que lo sobrepasan. Seguirá siendo el que se quede parado en el rincón de un casa mientras todos disfrutan de una fiesta, el que pida una cerveza y se fume un cigarrillo fuera al tiempo que lamenta haber salido de casa.  Y a tratado de cambiar, siempre lo ha hecho. Pero la sociedad no es algo de lo que haga parte.

miércoles, 17 de abril de 2013

Noveno día

Volvió a la andanzas. Se había demorado. Una semana sin escribir cuando, de alguna manera, había prometido hacer a diario. Tal vez fallar los fines de semana porque El Caleño nunca tiene tiempo los fines de semana. Siempre son demasiado cortos. Llega a casa y no hay luz. Los bombillos de la cocina y la sala, que son prácticamente los mismos, se fundieron al mismo tiempo. Ocurrió ayer, también al llegar del trabajo. Querías cocinar. Ayer y hoy. Quería preparase huevos revueltos con jamón y queso. En medio de la oscuridad todo se complica. Se conforma con un café mientras seca sus medias.

miércoles, 10 de abril de 2013

Octavo día

A pocos minutos de salir de su oficina, espera el cierre, decide escribir algo. Tiene hambre y piensa en que nada lo espera en casa. Si quiere comer debe cocinar. Se conformará entonces con galletas y café, como los últimos días. Verá televisión, leerá un poco hasta que se quede dormido minutos antes de la una de la mañana. A las seis se va a despertar, el despertador de El Caleño suena muy fuerte, y se quedará en cama hasta que falten 15 minutos para las ocho de la mañana. Correrá al baño diciéndose, repitiendo lo de cada día, 'es imposible que me coja la tarde despertándome tan temprano'. Pues sí. No va a tener tiempo para desayunar pero en su maleta esconde una manzana. Como mañana será jueves tratará de caminar hasta el trabajo. Pics related. 

martes, 9 de abril de 2013

Séptimo día

La mejor noticia de este día lleno de malas cosas se la da un compañero de trabajo. Le dice, como si le contara cualquier cosa, que vuelve Mad Men. "El primer episodio", le dice "dura como una hora y media. fue este fin de semana". Una sonrisa, una pequeña y casi tímida, aparece en el rostro de El Caleño. Su día no fue tan bueno. Habló con A que sigue siendo para él ese vacío en el estomago. Se escribieron, se repitieron, lo que ambos sabían ya. Decisiones tomadas, las de ambos. Situaciones que adivinan irreversibles. Se desean lo mejor, él a ella y ella a él. Se extrañan tantas cosas. Después llega a la oficina. Le dicen que está flaco. Se lo dice XG, a quien no veía hace un año, casi exacto. El sábado lo mismo le había dicho LH. Antes, tal vez hace quince días, se lo había dicho CB. Se mira al espejo. Su rostro refleja todo el cansancio de sus 28 años.
Cuando llega a su casa prepara café, el más amargo que pueda recordar
.

lunes, 8 de abril de 2013

Sexto día

Sexta entrada de este supuesta diario. Debería ser la octava, pero es seis y qué se le va a hacer. El Caleño llega a casa feliz luego de ver jugar a su equipo. Hace café mientras escribe. Durante el día le dolió la cabeza, cefalea, de una forma indescriptible. Cada vez es más frecuente la migraña. Cada vez es más propenso a la ira. Necesita calmarse, meditar. Dejar pasar por alto más cosas. Pero no. Tiene tendencia a responder y a querer ganar siempre. En todo. Problemático. En la mañana se echó encima una gaseosa y tuvo que ir donde sus padres a cambiarse de camiseta. Su hermano le prestó una y todo el día debió andar con una camisa una talla más pequeña. Incluso alzar las manos era complicado. Por los dos días perdidos se disculpa. Se suponía que iba a escribir, pero a veces las cosas le pasan por encima.
Para olvidar hay que escribir, eso lo tendrá siempre presente.

viernes, 5 de abril de 2013

Quinto día

Bosteza el cansancio de toda la semana acumulado. Se estira, se para en la punta de los dedos. Quiere salir corriendo, con el mismo deseo que crece en su interior cada día. No puede, claro, El Caleño está muy cansado para la mayor parte de las actividades físicas. Muy cansado para cocinar, muy cansado para leer. La felicidad, el bostezo ese que ahuyenta todo, viene porque mañana es sábado y este fin de semana descansa. Se quedará en casa, encerrado. Se tomará un par de cervezas, leerá en la hamaca. Verá cuanto partido encuentre en televisión. Será feliz hasta el lunes en la mañana.

jueves, 4 de abril de 2013

Cuarto día

El Caleño llega con algo de tiempo a su casa y prepara la comida. Simple. Algo de pasta, algo de atún. Mientras escribe cocina y baja una película. Al menos trata de hacerlo porque el enlace es esquivo. Se llama Piranhaconda y, como su título deja entrever, debe ser una cinta llenada de dramatismo y actuaciones destacables. Mientras tanto escribe también por su celular. Escribe, como lo hizo durante todo el día. Le gusta escribir, ya lo ha dicho. Lo hace siempre, todos los días. Ejercitar la escritura, como si fuera un musculo. Como si hiciera abdominales o sentallidas. Empezando con algunas tímidas repeticiones. Tandas de 10, de 20. Aumentarlas progresivamente. Seguir escribiendo.

miércoles, 3 de abril de 2013

Tercer día

Felicidad. El Caleño, hincha rojo y Americano de corazón, escucha y confirma la salida de su equipo de la Lista Clinton. Felicidad, infinita. Antes esto no hay nada más que decir. El resto de su día es superfluo y no hay nada digno de mención. La ciudad se ve roja, la noche es roja. Como debe ser todo en esta ciudad de llamas.

martes, 2 de abril de 2013

Segundo día

Se despierta y llueve. Mejor, se despierta y está lloviendo. Hace mucho no pasaba y lo alegra saber que hoy no tiene ninguna necesidad de salir de su cama. Se queda mirando las gotas caer por varios minutos. En el patio de su casa tiene varias plantas. Hace unos días sembró una matera con semillas de albahaca. En las instrucciones decía que su tierra debía permanecer húmeda mientras germinaba. Ya hay varios brotes, 37 para ser exactos. Esa exactitud la logra El Caleño al levantarse, examinar hasta la matera y contar uno a uno los pequeños tallos que tienen una pequeña corona de hojas verdes. El día se le pasa esperando el partido entre el Bayern y la Juventus. Se queda dormido la mitad del juego y despierta horas más tarde para darse cuenta que su equipo ha perdido dos a cero. Se ve el final de temporada de The Walking Dead y el inicio de temporada de Game of Thrones. Más tarde habla por teléfono con alguien a quien quiere mucho, A. Escribe. Se va a dormir con ese recuerdo.

lunes, 1 de abril de 2013

Primer día

Empieza. Respira hondo. Escribe, El Caleño. Le hacía falta, dejarse en las líneas. con timidez al principio. Dando tumbos, como siempre. Son 30 días los de abril en los que procurará escribir siempre. Lo que pasa en el día. Lo que dice, lo que camina. El sol golpea en Cali y El Caleño lo siente en el rostro. Saca su pañuelo blanco y seca el sudor de la cara. Una y otra vez, como si estuviera nervioso y todos lo miraran fijamente. La procesión va por dentro dice mientras camina hacia la oficina donde trabaja. La procesión va por dentro, siempre, pero recién arranca.

domingo, 31 de marzo de 2013

Volver

Este blog está hecho de regresos. Esta construido, pensó El Caleño alguna vez, como un mantra. Como El Mantra. Como un regreso al lugar de origen. Como un nuevo punto de partida. Volver a empezar. Cerrar ciclos, empezar de nuevo. Por eso, dice El Caleño con animo renovado, volverá a escribir. Volverá a llevar el diario que por mucho tiempo mantuvo vivas sus ganas de decirlo todo. Escribir como terapia para el olvido.
A veces pasa, más detalles adelante.

domingo, 10 de marzo de 2013

Truly, yours

En su casa suenan campanas. Una y otra vez. El Caleño se acuesta y mientras trata de escribir algo, el sonido lo arrulla. En el apartamento de arriba, justo sobre su cabeza, escuchan algo parecido a la música de meditación. Agradece, El Caleño. Aunque al principio le pareció algo molesto, ahora esos sonidos agudos le agradan. Sirven para pensar, dice. Piensa, entonces, escribe.
Cree saber porque dejó de escribir con mayor frecuencia en el blog. Antes, recuerda, dejaba todo en palabras. Como si fuera un diario. Disfrutaba de esa transparencia, de esa total sinceridad. Después descubrió que muchas personas a las que conocía eran sus lectoras. Lejos de estimularlo, lo llenaron de temor. Eso, cree El Caleño, lo privó de mucho. Poco a poco fue dejando de escribir hasta. El año pasado solo algunos post engrosaron la listas. Cada vez contaba menos. Cada vez daba más vueltas. Decía menos, callaba todo. No escribía sobre lo que de verdad sentía. No es que tratara de ocultar algo, es que lo que sentía no se transformaba en palabras. Ahora, quiere creerlo, las cosas han cambiado un poco. Su corazón, un poco hecho añicos, piensa que merece todo esto que le pasa. Más que merecido, se dice él también. Y quiere escribir, todo eso. Espera hacerlo pronto.

jueves, 7 de marzo de 2013

Cinco minutos, seis

En cinco minutos, casi seis, El Caleño sale a trabajar. Pensaba en caminar, como cada jueves, pero se siente cansado. Muy cansado. No es un agotamiento solo físico, es más bien algo de adentro. Un hartazgo. Una jaqueca que le llega cada tarde, la inmovilidad de casi cada día. Prueba escribir por cinco minutos, casi seis. Escribe en su ipod, como intentó hacerlo tantas veces. Faltan tres minutos. Busca qué escribir. Piensa. Quiere una bicicleta. Pedalear a cualquier parte, quiere esa libertad.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Cuentas

Regresa a la actividad, El Caleño. Ahora escribe acostado en su cama, tratando de adaptarse a la oscuridad de la noche, a las teclas iluminadas de su computador portátil. Hoy cumplió años C y le mandó un mensaje de texto. Le mandó un abrazo. Antes, quizá, hubiera escrito mucho. The times they are a-changin'. Hace un lista de los propósitos de año nuevo y se da cuenta que no ha avanzado mucho, que no ha avanzado casi nada. Se va caminando al trabajo, casi no escribe en el blog, el libro mensual se llena de polvo en su maleta y ya no es mensual sino bimensual y así, acumulando meses. La cosa no es de ponerse propósitos  sino de hacer. Algo así le diría C antes.

miércoles, 23 de enero de 2013

Continúa la lista

Empezamos con mentiras. El Caleño dijo que iba a escribir cada domingo, cada miércoles, pero empezó incumpliendo. El domingo pasado lo absorbió el trabajo, lo consumió. Poco tiempo entonces para escribir. Sin embargo es feliz, cada vez más siente que habla, escribe, como antes. Siente que es su voz la que sale cada vez que pulsa las teclas. el sonido lo tranquiliza, más que en el trabajo. Repite, mucho más que en el trabajo. Se levanta, prepara un té -se ha convertido en un entusiasta del té-. Busca la leche en la nevera, lo aclara un poco. Continúa. Piensa en el título, El Caleño. La lista sigue, más propósitos de año nuevo.
a. Antes leía mucho. Al menos un libro cada quince días. Ahora tratará de leer al menos uno al menos. Empezará con el libro que lo acompaña desde hace un tiempo en la maleta. El libro elegido como libro del año a falta de más. Los cuentos de Roberto Bolaño.
b. Ver más cine. Antes, lo dice como si hubiesen pasado siglos, veía mucho. Cada vez le queda menos tiempo, pero tratará de aprovecharlo.
c. Ser más sociable. Ja. Punto álgido y complicado como pocos. Siempre ha dicho, El Caleño, que realizó una terrible elección de carrera. El periodismo le exige un continuo contacto humano que él, en situaciones normales, trataría de evitar. Y sí, eso, ser más sociable.
d. Volver a jugar fútbol. Por más malo que sea, jugar.
e. Regresar al río. No había nada -¿o sí?- que le gustara más que acostarse  boca arriba y contemplar el cielo recostado sobre una roca junto al río Pance. Regresará.
f. Comprar una bicicleta.
g. Cocinar algo especial cada sábado.

miércoles, 16 de enero de 2013

23:33


El Caleño ahora tiene un ansía incontrolable de medir el tiempo. No es algo nuevo, pero él no solía usar reloj, nunca. Recuerda que antes, y lo tenía muy bien cronometrado, la mayoría de las entradas de este blog tenían como horario las 23:33.
Desde hace unos meses lo siente como una parte de sí. Tiene varios pero usa uno específicamente. Un reloj que compró en el centro de su ciudad y que no le costó mucho dinero.El fin de semana pasado visitó a sus padres y antes de salir se duchó. Para evitar mojar su reloj lo dejó en un estante y lo recordó ya cuando se había ido. Los siguientes días fueron de mirar su muñeca vestida solo con una manilla de Juan Valdez y otra de colores verde, amarillo y rojo. De hora y fecha, nada. Como ahora El Caleño ha cambiado y es poco dado a esperar, aprovechó que por su trabajo tenía que viajar cerca al hogar de sus padres y fue por su reloj. El tiempo volvió a ser mesurable para él.

domingo, 13 de enero de 2013

-easy piece

Como es un hombre de gustos sencillos y fácil de hacer feliz, la primera vez que se fue caminando al trabajo la pasó muy bien. Media hora de ruta en la que a El Caleño no se le quitó la sonrisa de la cara. La mayor parte de su recorrido lo hizo con las calles vacías. Cali es una ciudad extraña en la que sus habitantes pueden, o no, esconderse en la mañana y, especialmente  si llueve. Esta vez no llovía, solo estaba temprano pero la avenida octava padecía de una escasez de vehículos y de personas. Mejor para él, pensó esa vez El Caleño, que es poco dado a las interacciones sociales. Mañana caminará de nuevo.

miércoles, 9 de enero de 2013

Promesas

Como dijo, como prometió. El Caleño escribe. Trata de imponerse de nuevo una rutina, de sentir el mismo amor que sintió antes cuando llenaba este blog de letras sin sentido. Regresar el toque justo de anarquía, un poco de caos a esa rutina que lo consume de nueve de la mañana a nueve de la noche, excepto los sábados y los domingos cada dos semanas. Espera, de verdad, no dejar morir las ganas. Espera seguir cumpliendo, uno a uno, los propósitos que se trazó al inicio de este año. Mañana un compromiso, caminar hasta el trabajo.

domingo, 6 de enero de 2013

No pain, no gain

La tradición es hacer una lista. Reunir altas y bajas en el año. Recordar, evaluar. El Caleño últimamente ha dejado abandonado su blog. Antes disfrutaba escribiendo, pero ahora no encuentra tiempo, cada vez tiene menos ánimos. A veces pasa. Hace resoluciones de año nuevo. Se pone metas mientras mira los doce meses que pasaron. Mientras compara esta lista con la que hace un año escribió. Trata de ser creativo. De ponerse metas. La mayoría las exhibirá aquí, otras serán 'secretas' por diversos motivos. Todas son importantes, todas, por lo que significan, por la disciplina que crearán. No pain, no gain.
#1. Volver a escribir aquí. La primera meta del año. Regresar cada miércoles y domingo, como en antaño. ¿qué tal difícil puede ser?
#2. Comer en casa, al menos una vez al día. 
#3. Visitar a mis papás, al menos una vez cada quince días. 
#4. Seguir con el yoga.
#5. ...
#6. Irme caminando al trabajo al menos una vez a la semana.
#7. ...
#8. ...
#9. Volver a escuchar música, disfrutarla como antes.
#10. ...
#11. Ser feliz.