domingo, 26 de julio de 2009

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Máscara


(Del it. maschera, y este del ár. masarah, objeto de risa)


6. Zool. Órgano de las larvas de las libélulas y caballitos del diablo, que, en reposo, queda plegado bajo la cabeza y se extiende hacia delante para capturar las presas de que el animal se alimenta.

Otra máscara, varios significados. Un ejercicio aprendido de otra parte, porque todo significa siempre lo que nunca hemos pensado.



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Otro rostro. Más máscaras. Máscaras tristes, diferentes. La mayoría prefiere ocultar la tristeza, se esconden tras máscaras y van por la calle mostrándose felices aunque por dentro lloren y el corazón les pese. Las máscaras tristes no son tan abundantes como las otras pero igual son máscaras e igual cubren el rostro aunque son más difíciles de determinar porque, entonces, muchas preguntas, muchas dudas y pocas certezas ¿Bajo esas máscaras que hay? ¿Un rostro triste? ¿Por qué una máscara triste cuando el rostro ya lo es? ¿Por qué una máscara triste sobre un rostro alegre? ¿Por qué? ¿Por qué? Es probable que esta sea uno de los tipos de máscaras más difíciles de arrancar. Se lleva porque la tristeza se siente bien cuando ya no hay nada más que sentir, cuando se está vacío y se buscan pretextos. Otros dirán que talvez sólo así se es honesto y que si las máscaras son inevitables e inherentes a todos entonces esto sería una especie de liberación.

Como se dijo antes, una máscara triste llena el mundo de preguntas y de antidepresivos.



martes, 21 de julio de 2009

Sobre un puente

Últimamente pocas cosas tienen sentido. Puede que todo sea nada más que un bache pero las cosas apuntan a que esta es una situación tipo puente, algo parecido a tirarse o cruzar. Cruzar un puente, lo dijo Rodrigo Fresán, nos da la inusitada libertad de sentirnos como dioses inmortales repitiendo un truco aprendido hace poco más de dos mil años. Un puente para caminar sobre las aguas, mirar desde arriba sabiéndose estar en la cima de un mundo y justo entonces una pregunta que, tal vez, acabe para siempre con esa inmortalidad. Tirarse o cruzar, la eterna interrogante, y decir que la mayoría opta por cruzar sintiendo esa fútil sensación de inmortalidad e invulnerabilidad. Muchos prefieren la seguridad del puente, lo atraviesan con un caminar lento y con el único fin de llegar sanos al otro extremo, sin que les importe mucho lo que hay al otro lado o como se siente el viento en la cara mientras caminan. Otros, lo mejores, se detienen a la mitad del puente, miran a los lados y se paran junto al borde del precipicio. Hay que tener fuerza para parase desde tan alto y mirar abajo, abandonando la seguridad del puente, del camino. Junto al borde, sintiendo bajo los pies al río que reclama todo para sí, sintiendo el suelo que esos pies pisan y al viento que golpea en la cara, experimentando la repentina revelación de que un paso en falso podría ser el último o el primero. El último de lo que fue, el primero de todo lo que será. Tantas cosas por venir y sólo un paso, sin preguntarle a nadie, sin esperar más que esa brisa que ahora golpea la cara o ese suelo que, hasta hace poco, sentían los pies. No más preguntas que hacerse mientras todo es diferente.

Recorro el puente y algo me detiene. El camino es tranquilo y sin embargo el borde del abismo parece la única opción valida. “El gran deseo de experimentar que se siente en la caída”, las ganas de dejar de planear las cosas y tomarlas como vienen, no saber si alguien va a estar abajo esperando a que caiga.

Sólo una opción valida.



lunes, 20 de julio de 2009

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Otro rostro. Más máscaras. Por todos es sabido que las máscaras deforman la voz distorsionándola, haciéndola más grave y fuerte. Esto se debe, según testimonio de expertos, a la densidad especifica de cada máscara y al pequeño espacio que existe entre ella y su portador. Una máscara muy pegada a un rostro causa entonces que las ondas sonoras adquieran un tono más grave y sea muy difícil reconocer la verdadera voz de quien habla. La generalidad y universalidad de las máscaras ha causado que pocos conozcan el verdadero sonido que emiten cuando rezan en voz alta o cuando dice te amo a un oído cercano. Prueba de esto es la reacción adversa que tienen muchos cuando escuchan su voz emitida y reproducida desde un medio magnético y/o electrónico, la voz entonces nos suena ajena y sonreímos porque, sí, creemos que todo es más lejano y menos propio cuando se reproduce en la radio. Cuando algún día nos libremos al fin de la máscara que cubre nuestro rostro para poder hablar libremente, escucharemos nuestra voz y daremos vuelta asustados, preguntando: ¿Hay alguien allí?



viernes, 17 de julio de 2009

Ursula


La nueva favorita.


jueves, 16 de julio de 2009

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Otro rostro. Más máscaras. Máscaras festivas, máscaras alegres con una sonrisa que cruza el rostro como el tajo de una navaja. Caras vemos corazones no sabemos, máscaras vemos corazones ídem. Como en la canción del payaso, esa de Willie Rosario donde dicen que ríe por no llorar, o la canción de Lavoe donde siempre se es dos, y nadie pregunta si sufro si lloro si tengo una pena que hiere muy hondo. Sólo importa el cantar, el escenario y la cara pública, la cara sonriente cruzada por un tajo de navaja. En las mujeres es más evidente, los labios rojos hacen que esa herida resalte más. Decimos y decidimos que son más felices pero nadie pregunta y al final del día, mientras se quitan el maquillaje y los labios no son más el tajo rojo de una navaja, van volviendo a ser lo que son, lo que todos somos. Una perfecta y clara imperfección, un micrófono que entra por arriba en una toma irrepetible, una mota de polvo sobre algo que se suponía impoluto, una nota en el lugar equivocado en un concierto de Glen Gould. Un rostro sin máscara, una cara que ya no sonríe al mirarse fijamente al espejo.

miércoles, 15 de julio de 2009

De todos los días

Lázaro resultó siendo Ursula y tenía que arrancar diciendo esto. Había estado esperando pacientemente por él desde que LM me dijo que su gata estaba embarazada e incluso el nombre, cosa importante, había sido impuesto. Ahora las cosas cambian y habrá que adaptarse a las necesidades de la pequeña Ursula. Aún no la conozco pero LM me dice que es hermosa y eso basta. Una Ursula.


***


Otra cosa, hace poco Ella me preguntó sobre mi relación específica con ella. Ante tal inusitado arranque de honestidad fui completamente sincero y dije que ninguna. Después traté de ser más especifico y le dije que lo que me encantaba de ella era esa conexión que tiene con su lado infantil, ese mirar todo con ojos nuevos, como si viera las cosas por primera vez y que cada ocasión en que estaba con ella sentía en mí eso, esa infancia, esa sonrisa de sol de mediodía y muñeco de trapo, que me diga que hoy el cielo no tiene nubes y que se ve inmenso. Eso me gusta de ella y Ella es muy parecida. A Ella le encanta jugar con sus primitos y puede pasar horas haciéndolo, me gusta verla taparse el rostro mientras se ríe y escucharla decir menso, que no sepa lo que quiere aunque lo sepa.

Hoy hace calor y el cielo no tiene nubes. Se ve más grande y parece un cielo de campo, lejos de la ciudad y sin olor a humo, no más gente corriendo sin tiempo para mirar hacia arriba. Sólo una colina verde donde tumbarse de cara al sol. Sigo esperando y parece que lo voy a hacer por siempre. No sé si todavía creo en eso de disfrutar la espera, cuando las cosas no llegan y tampoco se ven en el horizonte uno se empieza a preguntar si todo marcha bien. Nada marcha bien. Nada marcha bien y tampoco sé que pensar. No sé tampoco si voy a verla. Hoy es un día con muchas dudas.