domingo, 28 de enero de 2007

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Siguen las caras, las mascaras. Los otros rostros. Siguen las caras, las mascaras. Los otros rostros. Siguen las caras, las mascaras. Los otros rostros. Siguen las caras, las mascaras. Los otros rostros. Siguen las caras, las mascaras. Los otros rostros. Siguen las caras, las mascaras. Los otros rostros.

Aún hay más...

Idea

Se me ocurrió algo... voy a escribir un “cuento” semanal para cada verbatim. ¿Qué es un verbatim? En siete días se dan cuenta

viernes, 26 de enero de 2007

Azul - 130306

Azul y la súper nena Juliette Binoche o Bleu y la primera película de la trilogía de los colores que son los de la bandera francesa, Krzysztof Kieslowski y el amor que se manifiesta de todas las forma piensa y escribe El Colombiano, el amor azul y le viene a la cabeza esa canción de Cristian Castro y entonces lo que tenía en la mente se disuelve y El Colombiano se dice maldita cabeza relacional como cuando en la película ve el móvil de espejuelos y Julie observándola y sintiéndola con la punta de los dedos, los cristales reflejando la luz y muchos reflejos en su rostro y un plano bien lindo, y a la cabeza se le viene Lost in Translation y a Scarlett Johannson en su cuarto en Tokio y el plano de la ventana y toda la ciudad abajo, luego un plano picado vacío y entra ese, esta vez no de espejuelos, móvil con las flores de sakura y ese rosado que sobresale y no aparece en la película más que en la boca de Scarlett pero que es igual a lo que hace Binoche con el móvil en su película y significa algo o eso cree El Colombiano que sabe que el mayor placer para un cineasta es llenar su pelí de significados y significantes y sí no entendes mejor, más suerte la próxima. (Respira)



El amor, el amor, el amor y todo lo que siente Julie que debe ser bastante y complicado, ya que El Colombiano se siente identificado con ella, porque el amor que siente o sintió es sólo suyo y eso no se lo puede quitar nadie ni una traición ni una muerte; entonces es cuando El Colombiano para y piensa en ese amor que es sólo de él y que aún siente después de tantos años y no deja de pensar en su Viviana aunque este Natilla y pueda estar otra y ese amor es sólo de él como lo puede ser cualquier cosa. La música y al Colombiano le esta empezando a gustar ese usar indiscriminado de la cursi cursiva como forma para meter titulitos en las postales o para cambiar de tema y hablar de otra cosa la música le gusta mucho al Colombiano que ve en ella la única forma de concentrarse y pensar concreto en algo porque, que científico y practico, El Colombiano ha desarrollado una teoría que solo se aplica a él (eso cree) y que se llama la Teoría de la distracción programada y esta consiste en que suene, (en estos momentos El Colombiano escucha Sing for Absolution de un grupito que nunca había escuchado y que se llama Muse y pinta como que bien( música mientras El Colombiano se pierde en complicadas divagaciones y, magia, cuando El Colombiano sale de su ensoñación encuentra la música como banda sonora y vuelve a meditar y a pensar en sus estupideces; pero el motivo de esta no era hablar sobre la Teoría de la distracción programada sino hablar de lo que la música es para Azul por que la nena cierra los ojos y una sinfonía entonces y todo se hace negro, supone El Colombiano que sí fuera músico sabría que la película esta pensada como un concierto en crecendo o algo similar y entonces los coros griegos que le erizaron la piel cuando los escucho en el cine y que lo volvieron a hacer cuando lo leyó en esa revista:
Si hablo las lenguas de los hombres y aún de los ángeles,
pero no tengo amor,
no soy más que un metal que resuena o un platillo discordante.
Y si hablo de parte de Dios,
y entiendo sus propósitos secretos,
y si tengo la fe necesaria
para mover montañas,
pero no tengo amor,
no soy nada.
Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso;
es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso…
El amor jamás dejará de existir.
Un día los hombres dejarán de profetizar,
y ya no hablaran en lenguas,
ni serán necesarios los conocimientos.
Tres cosas hay que son permanentes:
la fe, la esperanza y el amor;
pero la más importante de todas es el amor.

“Y aquí está la clave de todo (Kinetoscopio 33): ‘Sin amor no habrá Europa’, refiere Kieslowski. El amor, concebido en uno de sus tantos idealismos, porque el amor sin utopía no lo es del todo, pero un amor cuya esencia es inherente a la vida misma, la fuerza motriz del universo. El amor tiene la última palabra.” Y mientras El Colombiano pone el punto final una sonrisa se le dibuja en el rostro.

Saw III

Me parece increíble estar escribiendo sobre estos, sobre las horas que perdí ayer tirado en el piso viéndome Saw 3 de un tipo apellidado Lynn. Primero decir que antes de esa película había rechazado ver El colombian dream, me dio pereza esperar los 30 minutos que faltaban para su comienzo y preferí llegar a mi casa, almorzar, barriga llena corazón contento. Después la nostalgia, escribir sobre Tatica me hizo pensar sobre ella, me acordé de varias cosas que hicimos juntos, de la sinceridad total que manteníamos. Saber que la llevo marcada en la piel, literalmente, la cicatriz que nos hicimos un día con un cuchillo en la muñeca “para ver que se siente”. Marcados ambos en la muñeca y parecíamos “emo-depresivos”. Pero éramos, los dos.
En todo caso la nostalgia y entonces verse el dvd de los Stone Temple Pilots, el que venía en el Thank You que me regaló Viviana. Verse una, dos veces el video de Interstate Love Song, la canción que más le gustaba y sentirse mal. En todo caso quería hablar de la “famosísima” Saw 3, mi hermana la llevó a casa, dijo que era buena, y no es que mi hermana tenga un fino gusto cinematográfico, pero la tarde era larga y fútbol no había. Ya me había visto la primera entrega de esta saga, la vi hace bastante tiempo, cuando me preparaba para hacer la dirección de fotografía de un cortometraje, me pareció demasiado vertiginosa en el montaje. Demasiado vídeo clip, en el mal sentido de la acepción. Ahora caigo de nuevo en la trampa.



Esta edición trae a un Jigsaw enfermo, una Amanda que esta súper linda, y otros dos protagonistas, un padre dolido y una doctora con problemas familiares que misteriosamente se llama Lynn, como el director de la cinta. El moralismo que la caracterizó vuelve a la carga. Jigsaw no se desprende de su hábito monacal, ni por dentro ni por fuera, y continua aleccionando a los “pecadores”. En esta edición decide gastar sus últimas fuerzas, ¡muere al fin!, en probar a la siempre linda y sicótica Amanda quien prefiere saltarse los consejos inútiles de este aleccionador. Aquí entonces doy pause y rewind. El contenido moralista de la película es patético, se precia de ser una cinta de horror pero en verdad parece filmada por un monaguillo que espera agradar al obispo. Creo que las citas de cajón del tipo “La venganza es mala”, “aprende a perdonar” me asustaron más que los baños de sangre que llenan la pantalla. Al final no sabemos quien es peor, si el predicador Jigsaw o el guionista que lo creó.

martes, 23 de enero de 2007

Las repetidas (o de las citas que nunca faltan)

Los cuervos afirman que un solo cuervo podría destruir los cielos. Indudablemente así es, pero el hecho no prueba nada contra los cielos, por que los cielos no significan otra cosa que la imposibilidad de cuervos. Franz Kafka

Si un hombre no comprende el infierno, no comprende su propio corazón.
Marcel Jouhandeau

El infierno no es obra de Dios, sino del hombre
Marcel Jouhandeau

Suprimid el temor del infierno y suprimiréis la fe del cristiano
Addition aux pensées philosophiques

¿Es que puedes conocer otra cosa que el engaño? Si se llega a destruir el engaño, no puedes mirar o te conviertes en estatua de sal.
Franz Kafka

Leopardos irrumpen en el templo y se beben los vasos sagrados; eso se repite una y otra vez, acaba contándose con ello y se convierte en una parte de la ceremonia.
Franz Kafka

La desgracia de don Quijote no es su imaginación sino Sancho Panza
Franz Kafka

Una jaula fue a buscar un pájaro
Franz Kafka

Esta vida para insoportable, otra vida, inalcanzable. Ya no se siente vergüenza por querer morir; uno pide que lo saque de la antigua celda, que uno odia, y lo lleven a otra nueva, que ya se aprenderá a odiar. Un resto de fe contribuye al mismo tiempo a hacerle creer a uno que durante el traslado pasará el Señor casualmente por el pasillo, mirará al prisionero y dirá: “A ése no lo volveréis a encerrar. Ese viene conmigo”
Franz Kafka

El Mal es el firmamento estrellado del Bien.
Franz Kafka

Quien busca no encuentra, pero quien no busca es encontrado.
Franz Kafka

Si lo que dicen que fue destruido en el paraíso era indestructible, no fue nada decisivo; pero si era indestructible, vivimos en una fe falsa.
Franz Kafka

El alacrán clavándose el aguijón, harto de ser alacrán pero necesitado de alacranidad para acabar con el alacrán.
Julio Cortázar

La eternidad es la repetición infinita de lo que nos hace vivir aunque nos mate.
Julio Cortázar

Amor 77
Y después de hacer todo lo que hacen, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se viste, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.
Julio Cortázar

Los premios pág, 90 cáp XVII
Oh, las máscaras. Uno tiende siempre a pensar en el rostro que esconden, pero en realidad lo que cuenta es la máscara, que sea ésa y no otra. Dime que máscara usas y te diré qué cara tienes.
Julio Cortázar

El examen cáp I, 32
…cincuenta mil tipos viendo gambetear a Labruna: Argentina. De paso te da la posible proporción entre los inútiles y el creador.
Julio Cortázar

Una Mascara



Ponérsela para escribir, quitársela para salir a la calle (allí prefiero la mía).
Ahora una mascara mortuoria, en homenaje a Kapuscinski

MANDATORY KILL



Se hackearon a la agencia, muy duro. Hay que ver quien cae en el juego y tropieza con esta piedra.

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martes, 16 de enero de 2007

Sofía, la imaginaria

Sofía es así, porqué así la imaginé yo. Alta, ingenua, hermosa, cabello corto y negro, ojos verdes, boca roja y labios insinuantes. Toda ella inspira y transpira el más sucio, servil, descarado y animal sexo que uno se pueda imaginar. Pero aún así, Sofía no vive conmigo. Sofía viene solo cuando la llamo, con una sonrisa que deja adivinar las treinta y dos piezas de blanco mate que se esconden en su interior. Sofía da dos pasos y esta a mi lado. Me mira y sonríe. Yo la miro y un impulso indecible me obliga a golpearla justo allí, donde esa mancha roja transforma su rostro. Sofía cae y limpia el abundante flujo de sangre con su lengua. Cierra los ojos, su lengua se encarga de recorrer sus aún más rojos labios. Avanzo hacia ella y de nuevo ese impulso, que hasta ahora no controlo, me obliga a arrancar metódicamente su corto vestido. Sofía se deje abordar por miles y miles de dedos. Ellos la recorren, forman imágenes y dibujos sobre su cuerpo que desaparecen tras cada contracción. Se podría pensar que a Sofía le encanta esa vida. Pero no, ella es virgen e inocente; en mi imaginación esta como en el primer día que la soñé y se mantiene así cada vez que me visita, y aunque Sofía está viviendo con un hombre en estos momentos, su apellido es Schumann o algo así, ella sigue volviendo a mi llamado cada vez más bella y conservando la inocencia de ese primer sueño. El otro día había llamado a Sofía y está se demoró más de lo habitual. Sofía nunca me había hecho esto y me pareció extraño. Tome su retraso como signo de algo más grave aún. Cuando Sofía llego sonriendo y mostrando las teclas blancas de sus dientes, encontró en mí una muralla infranqueable. No quería saber nada de ella. Era increíble que siendo yo su amo y creador, fuera menos importante para ella que el tal Schumann; pero cuando la miré de nuevo y ví que su sonrisa se había esfumado y con ella su belleza y juventud, decidí darle otra oportunidad, igual yo también había imaginado a Schumann y, además, era yo quien había puesto las condiciones de nuestro juego. Opté por perdonarla y su cuerpo se dejo acariciar como lo hace ahora y como lo ha hecho desde que la forme en mi mente.
Sofía hoy llegó mucho más rápido que de costumbre lo que me sorprendió un poco pero no sobremanera. Llevaba un pequeño vestido rojo, de esos que usan las niñas ahora y que le dejaba adivinar unas pequeñas bragas color negro que contrastaban con lo claro de su piel. Empezamos nuestro ritual y se dejó usar como siempre. Su boca roja aún más roja y rota. Mis dedos en su cuerpo, recorriendo cada espacio, cada intersticio, cada vector, cada lugar, en su boca el pulgar y en su muslo el anular, y luego, con una mano, buscar en uno de los cajones. Tocarla por dentro y por fuera, conocer sus secretos y untarla de ella misma. La mano sale del cajón portando un afilado cuchillo. Sofía entre expresiones de placer y exclamaciones mudas me hace un ademán. Comprendo que es hora de llegar a otro nivel. Con el cuchillo recorro su cuerpo suave y metódicamente, el poder de la rutina me envuelve y empiezo con sus piernas. Anular, índice, corazón, uno a uno sus dedos caen al piso, y ni ella ni yo somos capaces de ocultar el éxtasis que esto nos suscita.
Su blanca carne se cubre de sangre y mi lengua recorre cada mancha roja en su cuerpo. Sofía me pide que prosiga y yo, dándome cuenta del olvido, pido excusas y entierro mi cuchillo en su muslo. Un leve sonido de placer inunda mis sentidos, la sangre brota y se confunde en su sexo provocando cada noche un grito ahogado que se repite. Sofía se retuerce y toma en sus manos mi cuchillo, lo agita de arriba abajo destruyendo sus lisas manos en el acto, las mira y el éxtasis aumenta. Frota las sanguinolentas manos en sus senos y luego en mi pecho. Dejo caer el cuchillo y me uno a ella en un solo beso, en una sola caricia. Trato de estirar el momento, pero por lo general en este punto Sofía ya está exhausta. La dejo desvanecer entre promesas y reclamos. Ahora me encuentro solo. Tomo el cuchillo en la mano y hago, como cada noche, una pequeña marca en mi brazo, simbolizando así nuestra nueva unión. Limpio de éste la sangre restante, me miro al espejo y una horrible y desconcertante pregunta me aborda siempre. -¿No será tiempo ya para cambiar de brazo? Y entonces, solo me sobreviene el llanto.

Lo de la colina

Por eso la naturaleza es ‘ella’ y el progreso es ‘él’.
William Faulkner, Santuario


Había llegado temprano a la cita. Tenía que preparar todo, y aunque solía ser impuntual, este tipo de cosas ameritaban tenerlas planeadas por anticipado. Miró a su alrededor y se sintió feliz al observar que la vista era perfecta, el lugar que había escogido era hermoso, apenas en la cima un poco de maleza y extendiéndose hacia abajo árboles de diversas especies tupían al bosque nativo de la colina. Aún era temprano, la cita era a eso de las cinco de la tarde, cuando la luz tiene ese color que a ella le gusta tanto, hazme el amor todos los días a esta misma hora le había dicho ella cuando aún se querían mucho; sacó de su maleta el libro que se estaba leyendo y que lo apresuró a tomar esa decisión (Faulkner, William. Santuario, Ediciones Orbis. 1983), lo de la colina también estaba en el libro pensó, tantas veces acampar por aquí y nunca pensar en una montañita para esto. Sonrió y deseó estar escuchando música en cualquier parte menos esa, empezó a dudar de lo que hacía y abrió el libro en la página que tenía doblada. El progreso es él, la naturaleza es ella y le pareció irónico estar en la mitad de la nada, viendo todo verde y respirando de ese aire que el progreso aborrece. Subir caminando había sido una precaución, porqué las personas del lugar reconocerían un carro como el suyo y cuando la encontraran a ella fácilmente lo encontrarían a él, mejor dejar el menor rastro de todo esto, además estaba lo suficientemente cerca de la ciudad como para encontrar transporte a cualquier parte de ella. Miró su reloj y se impacientó. Sí, le había dado las indicaciones correctas, ahora pensaba que habría sido mucho mejor que hubieran llegado juntos, pero no, porque se volvería a enamorar de ella y la decisión de acabar con todo eso le había costado bastante trabajo y entonces porque estaba ahí y no a su lado y mejor, entonces, no pensar en nada y seguir leyendo, pensar que las mujeres son malas por naturaleza a pesar de parecer frágiles y delicadas, las mujeres no dejan que el progreso siga su marcha. Buscar un colina entonces para tumbarse de cara al sol y preguntarse how does it feel like to wake up in the sun, despertar con la cara tostada y sintiendo la hierba fría bajo el cuerpo. Una colina para descansar, pensar y dejar que las cosas pasen teniéndote como principal espectador. Buscó la página que tenía doblada y continuo leyendo, una colina sobre el llano delta del Mississippi, una protuberancia sobre un valle, releyó el fragmento que se encontraba en el segundo párrafo de la pág. 20. “Pensé que tal vez me pondría bien si tuviera una colina donde tumbarme”я y no pudo evitar comparar la colina con el amor y lo llano con la vida, tampoco pensar que justamente había buscado una colina para acabar de tajo con todo eso que sentía, para volver al llano sintiéndose otro hombre. ¿Menos feliz, pero libre? ¿Tan infeliz como prisionero? Se dio cuenta que no estaba para sofismas avanzados, tal vez no era tan malo estar en la ciudad, mirar desde arriba, tumbarse de espaldas sobre tu propia colina y dejarse arrullar por ella. Desde lo alto, los dos solos y sin más progreso que quererse un día sí y al otro más. Cerró el libro y la vio aparecer entre las hojas de los árboles, todo tan bello, parecía un cuadro, con el sol a su espalda colándose por entre su pelo, una película de Sofía Coppola con Kirsten Dunst y Scarlett Johannson. Sacó de su maleta uno de los luckies que ella usualmente no le dejaba fumar e inhalo el humo hasta sentirse embotado, esperó a que se acercara un poco, botó el cigarrillo y se tragó todo el humo, sus ojos lagrimearon mientras la veía otra vez y se volvía a preguntar la razón de todo eso, el estar ahora abrazándola y diciéndole que la quiere y que están allí por que en ese preciso lugar el cielo es más azul que en cualquier otra parte, más grande que en la ciudad, y todo lo que dice poco tiene que ver con lo que había estado pensando y se muerde la lengua, se calla de una buena vez, para que ella se excuse por ser como es, por no dejarlo ser.
я Faulkner, William. Santuario, Ediciones Orbis. 1983