viernes, 30 de marzo de 2012

Vigésimo tercer día


Infinidad de cambios. Todo se avecina. Se le planta de frente a El Caleño que usualmente no se da cuenta de nada. Los últimos meses han sido una montaña rusa para él. Ha encontrado y perdido, todo el tiempo. Ahora se viene un cambio más grande, algo totalmente necesario que había pospuesto casi sin saberlo. Las semanas que vienen serán como volver a empezar. Volver a encontrar su lugar en el mundo o, esta vez, crearlo. Dejar de depender. Ser cada vez más dueño de sí mismo. Al principio costará, como todo. Pero la práctica hará al maestro. El primer paso será comprar una bicicleta. 

viernes, 16 de marzo de 2012

Vigésimo segundo día

El tiempo pasa así, sin dar espera ni aviso. La última vez que escribió aquí era otro. Estaba feliz. Era diciembre, se acababa el año y El Caleño era feliz. Nada más efímero. Ha pasado un tiempo y es como si no hubiera despertado, como si no avanzara. Sentando al lado del camino. Avanzó, El Caleño, por un rato, tomado de una mano y luego de otra que, creyó, no lo iba a soltar. Se equivocó, la mano era pequeña. Hermosa, suave y pequeña. Una caricia que no estaba reservada para él. La dejó ir y ahora, como siempre le pasa, sigue esperando. Esperando manos conocidas que lo sostengan por un momento, sabiendo que sólo será por un rato pero sin embargo engañándose.
El primer paso para avanzar es volver al camino. El segundo es caminar, aunque tropiece con las rocas. El tercero es no dejar de intentar, nunca.

jueves, 15 de marzo de 2012

Volveré, lo prometo


Volveré mañana, lo prometo. Hay tanto que decir y tanto espacio, casi inabarcable. Cada vez soy menos el que escribió la última línea en este blog. Cada vez soy menos la persona que recordaba ser. Volveré, o quién sabe, de promesas vacías está hecho el mundo.