martes, 29 de julio de 2008

Octubre color Salmón

La pirotecnia vocal llega hasta nuestras casas. En poco menos de tres meses tendremos el honor, el placer y el privilegio de escuchar en directo, en Cali, al señor Andrés Calamaro. La emoción es casi indescriptible, sentimientos encontrados en este año 2008 que trajo consigo a Iron Maiden y a este otro monstruo, al argentino que saca discos cada vez que quiere, que canta como el solo.
El pasado miércoles se confirmó la noticia de que Andrés Calamaro no sólo cantará para Medellín y Bogotá sino que abrirá una fecha extra para Cali. Es justo premio para esta ciudad que delira por el Salmón, suficiente espera la de todos estos años. Suficiente humillación sería verlo cantar y pasearse por un escenario de una ciudad que no fuera la nuestra. Será el 18 de octubre, desde cualquier lugar de Caliwood. En el Pascual Guerrero, en el teatro Jorge Isaac, en Cañaveralejo, en los Cristales, en Univalle, en el Parque de la Música donde quiera que el empresario ose subirlo el encuentro será mágico.
Reflexionando un poco pienso en que lo más probable es que toque en la plaza de toros de Cañaveralejo. Ayer, Gustavo Gómez, el de Caracol Radio no el diseñador, le hizo una entrevista al Salmón. En ella Calamaro afirmaba que a veces le tocaba ser un poco toro y torero, como cuando canta en Pamplona, saltar al ruedo, luchar contra el mismo. Contra las rimas, contra el sudor, contra el publico que a veces quiere cantar más fuerte que él. Otro juego de banderillas para Andrés y Media Verónica no es más una canción, es un pase. Torero toro, serpiente que se muerde la cola, anillo de Moebius. Libro de arena, canción eterna y unos ojos profundos, casi sin final, detrás de unas gafas negras.
El otro día se excusó por no haber estado nunca en Colombia, se disculpó y dijo no saber que pasaba. Dijo después que lo que iba a pasar entre Colombia y él iba a ser épico. Seguro… hay que estar listos para esta batalla.

Pd1: Cuando vea a L le digo que vaya conmigo al concierto. Ojala diga que sí.
Pd2: Desde el próximo domingo, y por motivo de esta magna ocasión, voy a intentar escribir un cuento semanal, o una historia da lo mismo, con una canción de Calamaro. No importa lo ocupado que esté, siempre voy a tener tiempo para esto, además las canciones de Calamaro son historias en si mismas. No voy a tener que pensar mucho.

domingo, 20 de julio de 2008

Smile more

¿Sabes como conseguí esta cicatriz? Veras, cuando era joven trabajaba en un MacDonalds. Mi jefe siempre me decía que debía recibir a los clientes con una sonrisa, que tenía que tratarlos bien para que regresaran, para que disfrutaran su estadía. No era capaz, así que un día él entró a la cocina y me puso en el rostro el cuchillo con el que trozaba las cebollas. Me dijo “sonríe más”, después cortó.
The Joker, no lo dijo pero lo pudo pensar.


A veces es difícil decir que el verdadero protagonista de una película es el antagonista. Y no es raro, porque el mal es más divertido que el bien, tiene más matices. Franz Kafka una vez escribió que el mal era el firmamento estrellado del bien. Rodrigo Fresán, otro de mis preferidos, dijo que el Bien es infinitamente aburrido comparado con el Mal. Sólo hay una forma de ser buenos pero cada uno es malo a su manera. El mal aunque incorrecto atrae, el bien, bueno, el bien sigue las reglas.
El viernes vi el estreno de la nueva película de Batman, The Dark Knight, dirigida por Christopher Nolan, el mismo de Memento, y donde se nos muestra a uno de los mejores villanos de toda la historia. En esta película The Joker, interpretado por el desaparecido Heath Ledger, es gran y exclusivo protagonista. Esta entrega del hombre murciélago está basada en la novela grafica de Frank Miller, que ya nos regaló 300 y Sin City, quien vuelve a seducirnos con sus sentencias baratas y poderosas, del calibre de “this is Sparta”, con un moralismo que en ocasiones hostiga (como en el monologo del comisionado Gordon al final de la película). La magia de Miller no está en hacerle decir a los buenos cosas buenas, es en mostrar a los villanos como seres únicos con base a su comportamiento y diálogos. Así entonces tenemos la mejor secuencia de la película, en ella está Harvey Dent recuperándose de las quemaduras que le ha dejado una explosión que por poco lo mata pero que le ha quemado la mitad del rostro cuando The Joker, disfrazado de enfermera, ingresa a su cuarto. Antes ha prometido que hará explotar uno de los hospitales de Gotham, pero ahora viste una peluca roja y un uniforme rosado. Al verlo Harvey Two Faces enloquece, intenta matarlo pero The Joker lo detiene con uno de los mejores diálogos de toda la película. Le dice que no tiene nada que ver con lo que le pasó a su novia, que él no hace planes. “Sólo soy como un perro al que le han soltado la cadena y va tras un carro. Cuando lo alcanzo no sé que hacer con él.” Después le da un arma y se apunta a sí mismo en la frente, le dice que él es el caos, take a walk on the wild side podría preguntarle y lo trasforma. De ser el héroe de Gotham pasa a ser uno más de su villanos. Enloquecido Two Faces intenta acabar con todos los que tuvieron que ver con la muerte de su prometida, incluso Batman, el murciélago que durante toda la película se ve opacado por The Joker.
La única cosa que verdaderamente lamento es que no pueda haber una secuela con este genial The Joker, la muerte de Heath Ledger nos deja sin una actuación magistral y es un poco como con Lee en el Cuervo, la película de los 90 por excelencia, hubo una continuación pero el personaje no volvió a ser el mismo. Paz en la tumba de The Joker, smile more Ledger.


Una última acotación sacada de “La Velocidad de las Cosas”. Los héroes –no demoré en descubrirlo- luchan contra el Mal porque no pueden vivir sin él. Por eso en las historietas, los verdaderos villanos nunca son del todo aniquilados por el héroe. Se les ofrece una salida –el artilugio de un cuadrito que funciona como puerta trampa, escotilla, túnel o bomba de humo- para que pueda volver, para que la aventura continúe. El Mal tiene una constancia y una disciplina a las que el Bien sólo puede combatir una y otra vez con el más respetuoso de los asombros. De este modo, el Bien puede vencer una y otra vez; pero el inconmensurable triunfo del Mal reside en su permanencia, en sus ganas de seguir. Por eso, al Mal no le interesa el espejismo de una victoria temporal; por lo contrario, su verdadero triunfo reside en que nunca se le puede vencer del todo. Sí, el Mal es mejor deportista que el Bien: al Mal no le interesa ganar, al Mal le interesa competir.


domingo, 13 de julio de 2008

Se reanudan las relaciones bilaterales


Luego de meses de estancamiento en las relaciones entre Colombia y la hermana republica de Venezuela las cosas volvieron a marchar. Muchos hubiéramos preferido una lucha en el lodo o cubiertas de chocolate pero… las cosas tampoco son tan perfectas.

Everlasting love

Este domingo se jugó la final del torneo apertura de la Copa Mustang. La final enfrentaba al América de Cali contra el Boyacá Chicó en un partido de pronóstico reservado dadas las características de ambos equipos. El América como un exponente del fútbol rápido y vertical que se profesa en Europa y el Chicó de toque en el medio y manejo de tiempos más congruente con la escuela sudamericana. Una final no apta para cardiacos, una final para mentar todas las madres.
Como enfermizo hincha del América que soy, el domingo llegué a mi trabajo vestido enteramente de rojo. Gafas, camisa, tam, zapatos y maleta de color rojo, preparado para una fiesta que desde varios días atrás venia preparando en mi cabeza. Celebrar la estrella trece del equipo de alma, humillar a los hinchas del Cali, Nacional y Millonarios demostrándoles una vez más que el América es más grande que todos ellos juntos, que el rojo es uno sólo, que es sangre, pasión y alma. Lastima. Perdimos desde el punto penal luego de que Pablo Cesar Arango y Adrián Ramos fallaran sus respectivos lanzamientos. Así entonces Chicó celebró su primera estrella y yo, al igual que millones de colombianos, estuvimos al borde del llanto tras ver a nuestro glorioso equipo estar tan cerca del titulo y perderlo. No voy a hablar de actuaciones individuales o yerros colectivos, sólo queda decir que el equipo se desempeñó de buena forma a lo largo del torneo y si ahora me preguntan si merecimos o no ser campeones mi respuesta sería totalmente subjetiva.
En dos o tres semanas arranca de nuevo la Copa Mustang y en esta ocasión el torneo finalización (o clausura) tendrá equipos con nominas bastante reforzadas por lo que no le auguro al rojo mucha suerte. Espero que nos clasifiquemos al octogonal semifinal, espero que nos vaya bien en la Copa Nissan Sudamericana, espero que Calamaro de verdad venga a Colombia aunque si ninguna de estas cosas ocurre no importa, los voy a seguir queriendo. Por eso el titulo.

PD: Es increíble que no haya llorado el domingo tras el final del partido, de hecho todo lo he tomado de una forma muy madura. Me sorprendo a mi mismo, puede ser que estoy creciendo.

viernes, 4 de julio de 2008

Just a little time

A veces me cuesta darme cuenta de que tengo todo el tiempo que necesito. Tiempo para leer, tiempo para escribir, tiempo para ver fútbol, tiempo para ver cine, tiempo para poner en orden, o por escrito, mis sentimientos. Tengo un trabajo flexible que me da la oportunidad de disfrutar de mucho tiempo libre pero no lo aprovecho, de hecho no hago nada.

Hace poco más de un año, cuando trabajaba diariamente, lo único que quería era un día de descanso. Poder tirarme un rato en mi cama para abrir los ojos después, solo cuando me diera un poco de hambre o de sed. Ahora que tengo todo, todas las posibilidades se abren ante mí y no hago nada por ellas. Sigo tirado, lay down.

Y ya he dejado pasar cosas, o al menos eso creo. No he vuelto a llamar a la gente de esa revista que quería que fuera su “colaborador”, no le he dicho a esa niñita que de verdad la quiero, no he terminado de escribir ese guión que ya tiene seis meses estancado. Hay un dicho que me gusta repetir con frecuencia, no sé de donde lo saqué pero para mi ha sido una especie de consuelo “siempre hay tiempo hasta que se acaba”. Siempre hay tiempo hasta que se acaba y me lo repito como si fuera un mantra, como si en esas justas palabras residiera toda la verdad, sin saber que cada vez la arena cae más rápido.

P.D: no vuelvo a hacer promesas solemnes por que suelo incumplirlas, pero ya tengo cierta cantidad de compromisos adquiridos hasta el domingo. Si el América sale campeón este fin de semana me bebo un estanco (licorería) completo.