miércoles, 30 de diciembre de 2009

Lo mejor del 2009

Siguiendo con esta tradición, autoimpuesta como muchas otras, y dejando escurrir los “greatest hits” versión 2009, escribo y me doy cuenta que si bien este año trajo cosas buenas, flaquea en la competencia con las listas elaboradas años antes, aunque esta vez sólo he incluido lo que más me ha gustado “emocionalmente” dejando por fuera trabajos y obligaciones. Hoy, justo el día de mi cumpleaños y cuando falta sólo un día para que el año termine, las cosas no son muy claras para mí pero hago un intento grande para hablar claro y fuerte. En fin, aquí están, estos son…


1. Continuar con este blog y convertirlo en esa válvula de escape, de desahogo, que todos necesitamos.


2. Haber escrito un diario de un mes aquí en el blog. A pesar del recelo inicial, haber sido capaz de verterme todo aquí, con fechas y sin miedo.


3. C y todo lo que me ha enseñado, C y todo lo que la admiro, C y todo lo que la quiero, C y todo lo increíble que es, C y todo lo que he podido aprender de ella.


4. Conocer a un par de personas a las que hoy aprecio mucho; acercarme más a unas cuantas que ya conocía y darme cuenta de lo increíbles que son. JL, BB, IP, CJ, SO.


5. Tener a Ursula.


6. Seguir leyendo, (como cada año, como cada mayo), Rayuela de Cortázar.


7. Decidirme por fin en hacer la maestría fuera del país. Sólo faltan seis meses.


8. Mantener las dreads.


9. Los cafés de los jueves, aunque no los últimos jueves, con MC.


10. Los sábados en Pance, aunque ya no los sábados.


11. Escribir algunas cosas de las cuales aún me siento orgulloso.


12. Dedicarme este año a casi exclusivamente a releer.


13. Doctor House.


14. Seguir aprendiendo, nunca dejar de aprender.


Menciones especiales


Película del año: Varias, entre ellas The Curious Cases of Benjamin Button, Up, Revolutionary Road, Where The Wild Things Are y Waltz with Bashir.


Canción del año: Río Seco de Juana Molina.


Libro del año: Madame Bovary de Gustave Flaubert.


La imagen: La foto que acompaña este post la tomó Ángela Sánchez, amiga de un amigo. Una fotografía perfecta en su simpleza de insecto a punto de emprender el vuelo, una imagen que cualquiera soñaría en encontrar.


Ahora, que miro arriba veo que convenientemente faltan cosas quizá más importantes pero en fin, la memoria es selectiva, sólo elige lo que le es grato. En todo caso, feliz año a los que lean esto y un feliz cumpleaños a mí mismo, disculpándome por no haberme comprado nada pero prometiéndome que en los primeros días del nuevo año saldaré con creces esa deuda, por tercera vez. Como siempre.


martes, 29 de diciembre de 2009

(Escrito en un jardín)

Por Marguerite Yourcenar


(Con el ánimo de cumplir el autoimpuesto propósito de alcanzar los 100 post este año, subo aquí un texto corto e increíble en su simpleza, robado y trascrito de la Malpensante número 99. Disfruten)


El color es la expresión de una virtud escondida.


Ciertos pájaros son llamas.


Un jardinero me hace notar que es en otoño cuando se percibe el verdadero color de los árboles. En primavera, la abundancia de clorofila los cubre a todos con una librea verde. Al llegar septiembre, se revelan revestidos de sus colores específicos: el olmo, rubio y dorado; el arce, amarillo-naranja-rojo; el roble, color de bronce y hierro.


Nada me ha ayudado tanto a comprender los fenómenos naturales como los dos signos herméticos que significan el aire y el agua, luego modificados por una barrera que de alguna manera aminora su impulso, simbolizando el fuego, menos libre, ligado a la materia leñosa o al aceite fósil, y a la tierra de densas y suaves partículas. El árbol, en su jeroglífico, los incluye a todos cuatro. Aferrado al suelo, abrevado por el aire y el agua, sin embargo sube como una llama al cielo; es llama verde antes de acabar un día y llama roja en la chimenea, en los incendios del bosque y en las piras. Pertenece, por su empuje vertical, al mundo de las formas que se elevan; como el agua que lo nutre; al de las formas que, abandonadas a sí mismas, vuelven a caer al suelo.


Nada más bello que esa estatua suplicante de Rodin, donde el hombre que ruega tiende los brazos y se estira como un árbol. Seguramente el árbol suplica la luz divina.


Las raíces hundidas en la tierra, las ramas protectoras de los juegos de las ardillas, del nido y de los cantos de los pájaros, la sombra concedida a los animales y a los hombres, la cabeza en pleno cielo. ¿Conoces tú un método más sabio y más beneficioso de existir?


Y luego, el indignado sobresalto ante la presencia del leñador y el horror, mil veces más grande, frente ala sierra mecánica. Abatir y matar a quien no puede huir.


Signo hermético del aire, triangulo vacío que apunta hacia lo alto. En los días de calma la pirámide verde se sostiene en el aire en perfecto equilibrio. En os días de viento las ramas agitadas remedan el comienzo de un vuelo.


Signo hermético de la tierra, triángulo que apunta hacia abajo, pero que una línea detiene en su caída. El terrón, estable mientras no intervengan ni la gravitación ni el pisotón de un caminante.

El agua, que de ella misma se libera y desciende. Por eso le conviene el calificativo franciscano: humilde.


Belleza de las instantáneas que fijan la imagen del agua brotando, estallando fuera de sí misma, rebotando hacia arriba, como el surtidor de espumas de una ola al verde de un peñasco. La ola muerta engendra ese gran fantasma blanco que en instantes dejará de existir. En lo que dura un clic, el agua pesada sube como una humareda, como un vapor, como un alma.


Por una razón inversa, belleza exquisita y artificial del surtidor de agua. La hidráulica obliga al agua a comportarse como una llama, a renovar sin cesar, en el interior de su columna líquida, su ascensión hacia el cielo. El agua acosada se eleva hasta la punta del obelisco fluido, antes de reencontrar su libertad, que es el descenso.


Toda agua aspira a convertirse en vapor, y todo vapor a reconvertirse en agua.


Hielo. Chispeante detención. Condensación pura. Agua estable.


Entre los más acogedores paisajes incluyo ciertos fiordos de Alaska y Noruega en primavera, donde el agua aparece a la vez bajo sus tres formas y diferentes aspectos. Agua del fiordo, tiritante pero quieta; agua rutilante de las cascadas sobre la pared vertical de las rocas; vapor que se levanta de su caída; agua en forma de nubes hace camino al cielo; hielo y nieve de las cumbres cercanas, pero hasta donde la primavera aún no ha subido.


Rocas compuestas, hechas de lavas volcánicas y de sedimentos arrastrados por el agua, amalgama vieja de millares de siglos. Y su forma exterior, perpetuamente trabajada, esculpida por el aire y el agua.


Tu cuerpo, en tres cuartas partes compuesto de agua, más un poco de minerales terrestres, apenas un puñado. Y esta gran llama en ti, cuya naturaleza desconoce. Y en tus pulmones, al interior de la caja torácica tomas y retomas el aire, ese bello extranjero sin el cual no puedes vivir.


lunes, 28 de diciembre de 2009

de Madame Bovary

Madame Bovary, Gustave Flaubert. Segunda parte, capitulo IV, página 177

León se torturaba tratando de hallar un modo de declararse; y, vacilando siempre entre el temor de desagradarle y la vergüenza de ser tan pusilánime, lloraba de desaliento y de deseo. Luego tomaba decisiones tajantes; escribía cartas que después rompía, se daba a sí mismo plazos y después los iba aplazando. A menudo se dirigía a su casa con la idea preconcebida de atreverse a todo, pero su resolución lo abandonaba inmediatamente en presencia de Emma, y cuando Charles, apareciendo de improvisto, le invitaba a subir a su carricoche para visitar juntos a algún enfermo en los alrededores, no dudaba en aceptar, saludaba a la señora y se iba. ¿No era al fin y al cabo su marido algo de ella?

Emma, por su parte, en ningún momento se preguntó si lo amaba. Creía ella que el amor tenía que llegar de súbito, entre grandes destellos y fulgores, como huracán de los cielos que se desencadena sobre la vida, la trasnocha, arranca las voluntades como si fueran hojas y arrastra hacia el abismo al corazón entero. Ignoraba que, en las azoteas de las casas, la lluvia acababa por formar lagos cuyos canalones se obstruyen, y así hubiera permanecido segura de su virtud, de no haber descubierto súbitamente una grieta en la pared.


domingo, 27 de diciembre de 2009

Día de lluvia

Hay que cosas que no puedo decir. Censuras autoimpuestas, promesas que mantener. Se lo había prometido hace tiempo y aunque a ella no le importaba mucho verse expuesta aquí, le había asegurado que, a pesar de mi exhibicionismo, las cosas que tenía por decirle, todo eso que ella me hace sentir, se lo iba decir directamente a ella. Y así es, así fue, así será. Ayer en la mañana, mientras caminaba bajo una lluvia que es como ella, a veces triste y otras irremediablemente alegre, me voy dando cuenta lentamente que la felicidad siempre, siempre, tendrá rostro de mujer. De nuevo, ya lo había dicho en post anterior, pero esta vez sintiéndolo más, the rain cleans everything.

No se necesitan más palabras para decir esto.

sábado, 26 de diciembre de 2009

316

Otra máscara. La última. La más difícil de arrancar porque la sentimos como un verdadero rostro. La máscara que hemos olvidado que llevamos puesta, la que tiene tan hundidas las cuencas de los ojos que parecen hoyos oscuros, la que en lugar de boca lleva una cicatriz supurante. Una máscara, la de todos los días, la que cargamos cuando creemos que ya no hay nada sobre nuestros rostros. La única máscara de la que no somos concientes y que hace ricos y necesarios a los psicoanalistas. La más peligrosa también, esta máscara, porque hasta que encontremos sus bordes, la delgada frontera que la separa del rostro, y la arranquemos no podremos saber si todo lo que hasta ese momento somos, si todas las decisiones que tomamos, las oportunidades que dejamos pasar, los besos que no dimos, los afectos que obviamos, los errores que cometimos, las victorias que sufrimos, si absolutamente todo lo que no hace ser lo que creemos ser no yace allí, en el piso. Una máscara hecha pedazos, la materialización del ego, el rostro que conocemos.



miércoles, 23 de diciembre de 2009

Junkbird

Escribo y estoy enfermo y del techo, del cielo raso, empiezan a caer astillas de madera. Se me enredan en el pelo, me golpean en la cabeza pero soy obstinado, casi estoico, no me muevo. Mi cuarto se empieza a llenar de polvo, cae del techo, de las tablas que se han desprendido y ahora todo es mugre que se apila sobre los libros, sobre Amanda y su lazo rosa, sobre unas gafas negras que ya no sirven, sobre cuatro pequeños lápices de colores, sobre un reloj verde, azul y naranja. Charlie Parker toca desde tan lejos una noche en Túnez, o un día cualquiera de abril en París, y sobre él también hay polvo, nada se salva de ese manto oscuro que se desprende del techo.

Las remodelaciones en mi casa han tomado un tiempo y los golpeteos se han vuelto habituales, los mazos derribando muros, destruyendo pisos. Escombros saltando hacia el cielo, cayendo en mi escritorio, sobre el teclado. Hoy terminaron los arreglos en el cuarto de mi hermano menor y mañana continuarán con mi cuarto, aunque ya han adelantado trabajo. Tantos golpes, tanto caminar en el techo ha provocado el desprendimiento de parte del cielo raso hecho en madera, así que sólo tendrán que demoler el resto de las cosas con sus mazos y martillos, destruir una cama donde nadie duerma ahora, ensuciar unos libros que nadie lee ya, rayar dvds que no se verán más. Pero será más tarde, tal vez en la mañana, ahora en cambio de la madera cae polvo y cubre la pantalla del pc, el teclado, interrumpe conexiones eléctricas y ya no suena más Charlie Parker, ahora el sonido va y vuelve, como si cambiaran rápidamente de emisoras, y lo mismo pasa con las palabras, se confunden. Cada vez es más difícil escribir lo que se busca, lo que se necesita. Los dedos pesan, confunden las teclas cubiertas todas por el polvo caído del techo, el monitor falla y el polvo devora todo, mis gafas se empañan y debo cerrar los ojos, el polvo me cubre hasta que me cuesta respirar. Intento llamar a alguien pero sólo consigo garabatear palabras sin sentido, pasa el tiempo, una tos ronca persiste.

En la noche pediré agua, quizá alguien me escuche.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Show me

Estoy enfermo. Tengo gripa y me duele la cabeza. Ayer dormí casi todo el día y cuando intenté pararme empezó la tortura. La cabeza se me estalla. Cuando se tiene migraña hay pocas cosas para hacer: no se puede escribir, no se puede leer, no se puede salir a la calle, no se puede fumar, la lista continúa y no es nada agradable.

Están remodelando mi casa y todo es nubes de polvo, huecos en las paredes, golpes de martillo que retumban en mi cabeza. Sin lugar para el silencio. Esta semana será agitada porque tengo muchas cosas que escribir y entregar, plazos que debo cumplir. Debo hacer también las “compras de navidad”, comprar varios regalos y un collar para Ursula. Respecto al blog… seguiré escribiendo un texto soso y flojo, que no valdrá la pena leer, una vez por semana por mucho tiempo, aunque está en construcción un texto pesado que osaré en compartir con ustedes el brillante día en el que me deje de doler la cabeza. Esperemos que todo esto lo haga antes del fin de año, aunque falta tan poco. Faltan diez días para mi cumpleaños y once para las ominosas campanadas finales, no sé si falte poco o mucho para volverla a ver.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Una partida

Ayer, después de intentar ver una película con N pero obviándola, a la película no a N, comprendí repentinamente que dentro de poco no la iba a volver a ver, a ella no a la película. Ya lo sabía, sabía que ella se iba a ir. Ya me lo había dicho y yo lo había tomado con esa naturalidad pasmosa con la que tomo, y no comprendo, todo lo malo que pasa en mi vida. Y ayer entendí, lo entendí al fin, que es muy probable que no la vuelva a ver nunca más en mi vida. En la noche, mientras ella se acostaba a dormir y yo la veía de cerca, le pregunté muchas cosas, haciendo ese ejercicio, que por momentos tan estupido y vano nos parece, de recordar. Ninguno de los dos recuerda el momento en el que nos conocimos, ninguno recuerda porqué nos dejamos de ver tanto tiempo cuando éramos adolescentes pero si está tan clara, como ayer, la tarde de noviembre de 2004 cuando casi sin darnos cuenta nos besamos por primera vez. Pasó mucho tiempo desde entonces, muchos errores cometí en el camino, hasta 2007 cuando decidimos terminar todo, para siempre, y así empezar a construir eso que ahora somos, esa compinchería, ese mirarnos y saber todo. Desde ahora sé que me va a hacer falta todo eso, saber que no la voy a tener cerca para mirarla y escuchar como me dice, como me repite una vez más, que no pierda el tiempo con tantas estupideces, que si de verdad quiero a alguien no tiene que importar nada. Como me va a decir que le cuente cualquier cosa, que le hable de esa otra niña que tanto quiero, porque ella va a estar siempre allí para mí. Desde ahora la voy a extrañar, pero trataré de aprovechar este tiempo corto que queda con sus insistentes intentos por hacerme bailar salsa; o escucharla todas las veces que canta, o pretende cantar, La vie en rose de Edith Piaf; o las maratones nocturnas de películas en su casa; o como puedo llorar tan fácilmente junto a ella como cuando escribo esto o como de verdad bailábamos mientras Billie Holiday cantaba en nuestras cabezas. O como imaginé que ella siempre iba a estar allí, que podría hablarle sin problemas de la niña que me gusta, que ella iba seguir siendo esa añoranza, esas ganas de volver a casa, y que podría verme envejecer como yo la iba a ver a ella. Sé que digo todo esto y suena como si algo grave le hubiese pasado o estuviera muerta, pero me es difícil no sentir que desde ahora hace falta algo. Ahora que ella se va, y yo también me iré del país en unos meses, se acaba también esa falsa ilusión de invulnerabilidad, ese creer que si la tenía cerca todo iba a estar bien, desde hoy, desde ayer, este falso acorazado comenzó su viaje hacia el fondo del mar.

martes, 8 de diciembre de 2009

Trigésimo segundo día

Todo es empezar decían. Todo es regresar digo, sobretodo con este seudónimo que tan acertadamente me define. Regresar, volver, repetirme. Extrañar. Seguir queriendo. Hace unos meses terminé con esto de contar los días, de numerarlos y explicarlos, pero como ya lo dije en mí todo es un regresar, todo es como esa autopista 61 que el buen Bob solía visitar. En la tarde, mientras el ensordecedor sonido de una cocina viniéndose abajo era paisaje en su casa, El Caleño, tendido en el piso frío y polvoroso sumido en la tercera persona de este relato, (ya ha derrotado el Madrid al Marsella, ya ha sido humillada su Juventus ante el Bayern), escucha ahora música mientras lee con gusto y dedicación Madame Bovary (cortesía de CA). La luz entra suave por la ventana y en el aire levitan motas de polvo, son poco más de las cinco y hasta hace unos minutos llovía. Ahora es luz y un muy buen libro, es Juana Molina en sus oídos, cigarrillos a su alcance junto a un zippo cargado, café enfriándose en la nevera y una pequeña gata de cinco meses y medio mordisqueándole los brazos, a veces el pelo. Un día perfecto, un instante perfecto, sentir que vale la pena después de todo. En la noche, ya con más calma luego de escribir por horas, releer un poco el blog, volver sobre este diario. Es bastante bueno ese ejercicio, ese volver atrás, darse cuenta de los errores, de las estupideces que se dijeron, de los vacíos en el texto, de las escenas suprimidas u omitidas, de las ganas enormes de decir te quiero como no te imaginás, del nudo en la garganta. Relee, El Caleño, y todo se hace confuso. Regresa, como queriendo cambiar algo, un día más se dice El Caleño, un día más no le hará daño.



domingo, 6 de diciembre de 2009

Get old

"Nadie se daba cuenta de que, al ahorrar tiempo, en realidad ahorraba otra cosa. Nadie quería darse cuenta de que su vida se volvía cada vez más pobre, más monótona y más fría. Los que lo sentían con claridad eran los niños, pues para ellos nadie tenía tiempo. Pero el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón. Y cuanto más ahorraba de esto la gente, menos tenía.” “Momo” de Michael Ende.

Pocas cosas que decir ante esto. Es triste que a veces olvidemos la obviedad que reside en todo esto, y que nos signifique tan poco. A 24 días de mi vigésimoquinto cumpleaños miro hacia atrás y no voy muy lejos, miro este año y me doy cuenta que tratando de ahorrar todo ese tiempo del que habla Michael Ende, en realidad lo he desperdiciado todo, absolutamente. No sé porque no escuché a C, o no la quise escuchar que es casi lo mismo, cuando me decía que autoimponerse plazos, marcar una fecha en el calendario y esperar que algo suceda, es una estupidez de bíblicas proporciones. Y pasó el tiempo, como no, siempre pasa, y dejé que todo desapareciera en una vacía inmovilidad, en ese mutismo de siempre, sin darme cuenta que no sólo el cuerpo envejece sino que los sentimientos también marchitan. Ahora no hay tiempo y todo es empezar, mirar adelante con ojos nuevos, dejar esa tristeza de lado, esa desolación. A pesar del paso del tiempo que marca la frente, sentir de nuevo con total claridad, como un espejo, antes que todo acabe.



sábado, 28 de noviembre de 2009

La semana de las luces

Enumero. Hago una lista. Son muchas cosas en una semana difícil. Primero, prosigue la lucha con ese monstruoso texto por encargo, aunque ya todo va tomando forma, todo va ocupando su lugar adecuado. Segundo, la escritura del monstruoso texto por encargo se ha visto entorpecida por la remodelación de mi casa. Todas las mañanas y tardes de los últimos días un grupo de obreros, inclinados al bullicio extremo y a entablar “amistades” con los desconcertados residentes, me han robado algo de tranquilidad y silencio, lo que buscamos todos cuando pretendemos poner algo por escrito. Tercero, la conversación con L de hace unos minutos. Decirle muchas cosas, confundir palabras, repetirse, sentirse como un estúpido una y otra vez, saber que todo eso es amor y sin embargo no importa. Acabo de hablar con ella y me parece que es más fácil escribir, ir dejándolo todo aquí, aunque antes hubiese pensado en llamar a MC o N para contarles mis penas, para recibir una palmadita en la espalda. Es difícil, repito, y por eso lo de las luces en una semana oscura, esa claridad que no se quiere ver, todo es un darse cuenta. Resumo. Comprender entonces que, pese a lo que siempre he dicho, necesito un poco de tranquilidad y silencio, control del entorno lo llamaría aquí; también algo de luz sobre ese monstruoso texto por encargo que pretende abarcarlo todo y que hasta hace poco era una masa de referencias y notas al pie; darme cuenta además que L está lejos y que queremos cosas distintas, así la siga queriendo como nunca me imaginé volver a querer, así tenga que dejarla ir y me resista, que todo parezca tan triste y oscuro cuando a algunos les podría parecer infinitamente sencillo.

Sé que todos hemos deseado alguna vez que lo malo que nos pasa sea como el mal argumento de una película mala y que al despertar una mañana descubramos que, para tristeza del público ilustrado, todo ha sido un sueño, que las cosas ahora son mejores y hay final feliz y ella te quiere como vos la querés y se han acabado las dudas. Ruedan los créditos, pero nadie enciende las luces.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Disclaimer

Gran parte de mis años los he vivido con terror a equivocarme. Es ese miedo el que me hace tomar todo como si tuviera guantes y pinzas, con cuidado, para hacer las cosas bien, para evitar los malentendidos. Lo curioso de todo es que ese miedo patológico al error es lo que, sorpresa, me hace andar dando tumbos por ahí, comportándome como un estúpido y L lo sabe. Gran problema, las explicaciones, y la condescendencia, no faltan. Este temor también lleva a la indecisión, porque cuando uno teme fallar le es difícil estar seguro de algo, tener certezas. Este blog es un mal ejemplo de lo anterior. Aquí, como en ningún otro lugar, escribo libre y sin pausa, todo en primera versión, sin releer y a veces con poca vergüenza, dando iniciales tras las que se esconden nombres importantes, pensando que eso que escribí para ella no se va a leer nunca. Otro error. Todos dicen, todos concuerdan en eso, que los fallos y yerros son las verdaderas y grandes oportunidades para ser mejor, entonces las equivocaciones son, en suma, puertas de entrada. Un gran portón.

Este viernes en el “bar” de Everth, tras descubrir con desagrado que las multitudes me abruman y me reducen, me di cuenta que me hubiese gustado, y esto es una suerte de certeza, conocer a IP y a JL mucho antes; también volver a tomar un café con C y que sólo sea eso, ser amigos, conocernos, dejar pasar el tiempo. Empezar de nuevo.

A pesar de todo también considero que tengo buena suerte aunque, por todos es sabido, la suerte es consuelo de estupidos. Un consuelo más. Lo peor de todo es que esto lo escribe alguien que tiene como uno de sus sueños el, como Dios, desaparecer algún día. Sin temor a nada.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Un par de cosas (o más)

Una lista, otra lista más con un par de cosas que muy pocos quieren saber. No tienen que haber muchas razones pero a veces es bueno explicarse o, al menos, poner por escrito algunos aspectos de nuestras vidas, así sea difícil resumir alguna banalidad en un numeral. Van a faltar cosas, como siempre, ya que la memoria traiciona y el pudor aparece, pero como lo dijo un anacoreta “para disfrazarse mejor desnudarse”. Aquí estoy, más que nunca antes, en carne viva.

A continuación mis miserias a la 69 potencia y un bonus track.


1 Hablo mucho, todo el tiempo, aunque soy muy bueno escuchando, creo que eso lo compensa todo.
2 No puedo escribir sino estoy escuchando música. Sin música me distraigo muy fácilmente. (Ahora mismo suena el Slash de Violent Femmes, más tarde vendrá el Turn it up de The Upsttemians)
3 Cuando era niño quería crecer para convertirme en científico loco.
4 Mi sparkie favorito es el amarillo, seguido por el rosado y el morado. En mi concepto no debería existir el sparkie verde.

5 Sólo entiendo los libros la segunda vez que los leo. La primera vez me dejo llevar inconscientemente por lo estético, aunque sea un libro teórico.

6 Siguiendo con lo anterior, prefiero releer los libros. Este año me he dedicado a la relectura.

7 Me gusta regalar libros a mis amigos. El último que regalé fue uno de Chejov, a MC por su cumpleaños, y ya tengo uno de Henry James listo para ser regalado.

8 Cada mayo, desde 2004, releo Rayuela.

9 He estado enamorado tres veces.

10 Creo que aún estoy enamorado de ella.

11 Me gusta sentir amor, sentirme enamorado.

12 Me gustan las mujeres con mucho carácter. Me gustan las impredecibles. Me gustan las contradictorias. Me gustan las mujeres bipolares. Me gustan las que no dan explicaciones.

13 No soy celoso. La base de cualquier relación debe, o debería, ser la confianza.

14 Soy muy buen amigo de todas mis ex.

15 La mayoría de veces tengo dulces para mis amigas. Cuando estaba en la U les llevaba gomitas, ahora en el trabajo les llevo sparkies a mis compañeras.

16 Lo único que siempre he querido es ser feliz. Haciendo lo que sea que haga, viviendo donde sea que viva, sólo quiero poder sonreír sin que duela.

17 Nunca boto las cosas. Es bueno a veces buscar en medio de muchos papeles y objetos y sentarse a recordar.

18 No pensé nunca que me gustara tanto tener un gato. Amo a Ursula.

19 No me gusta el Chavo del 8. Cuando pequeño lo veía pero talvez era porque no encontraba el control remoto.

20 Si estoy en mi casa escucho radio todo el día. Caracol en A.M. y Radionica en F.M.

21 Soy pésimo bailando, aunque cuando estaba más joven no lo hacía mal.

22 Detesto la fecha de mi cumpleaños. El treinta de diciembre nunca están todas las personas a las que aprecio.

23 Detesto cumplir años. Le tengo terror a la vejez.

24 Nunca creí tener tanto tiempo abierto este blog. Muchas veces pensé en cerrarlo o, al menos, dejarlo morir lentamente como una basura más en la web, pero pudo más el exhibicionismo.

25 Odio viajar solo.

26 Hay muchas cosas que me hacen lagrimear, incluyendo varios libros, canciones y películas.

27 Cambio de canal cada cinco minutos.

28 Siempre repito en cámara lenta las escenas que me gustan de las películas. También las repito cuando hay diálogos que me han gustado.

29 Tengo un marrano de barro lleno de brillantes y pequeñas monedas de veinte pesos. En total debe haber unos 11.000 pesos aproximadamente.

30 Perdí un año en el colegio. Séptimo grado en el Santa Librada por indisciplina y no me echaron por los “contactos políticos” de mi papá.

31 Hasta noveno grado fui uno de los “abusones” del colegio. Después de eso preferí la violencia sólo en televisión.

32 Siempre creí que hacer listas de este tipo era un ejercicio de narcisismo estupido. Aún lo creo.

33 Desde el 29 de mayo de 2004 no voy al estadio. Jugaba el América frente al Junior y el partido quedó uno a uno. Recuerdo la fecha porque aún conservo la boleta.

34 Siempre quise ser jugador de fútbol. Mi limitado dominio del balón con los pies me hizo migrar hacia el baloncesto, deporte en el que me desempeño muchísimo mejor pero sin el mismo entusiasmo.

35 No puedo dormir sino me arropo de pies a cabeza.

36 Llamo a desearles feliz cumpleaños a las personas que más quiero a las doce de la noche en punto.

37 Me gustan mucho las películas de acción de domingo por la tarde tipo Rambo o Nico, también las películas de zombis.

38 Odio a los fundamentalistas de todo tipo, religiosos y políticos, pero admiro a las personas que creen de verdad en algo, en cualquier cosa.

39 Nunca me he quebrado un hueso. No he sido hospitalizado, ni operado.

40 Siempre trato de ser amable, especialmente con la gente que no me agrada.

41 Cuando sucede algo grave mi primera reacción es increíblemente “racional” y sólo después viene, con mucha fuerza, la emotiva.

42 A veces parezco muy frío, del tipo eclesiástico o burocrático.

43 Cuento mal todos los chistes.

44 Si dependiera de mí, todos los días llovería. También prefiero el clima frío.

45 Es probable que me haga un tatuaje antes de mi próximo cumpleaños.

46 Una de mis comidas favoritas es el arroz chino, con gusto me alimentaría exclusivamente de él.

47 Aún bailo canciones de Billie Holiday con N.

48 Trato de ser lo más sincero posible con todo y con todos, además soy muy malo diciendo mentiras porque siempre termino riéndome.

49 Siempre tengo una cajetilla de Lucky Strike en la maleta.

50 Me gusta el arte religioso.

51 Soy agnóstico.

52 A pesar de todo, disfruto rezando de vez en cuando.

53 Me gustaría aprender a hablar solo.

54 En la universidad sólo usé zapatos rojos.

55 Nunca salgo de mi casa sin música.

56 Algún día me gustaría irme lejos, frente al mar en Chile o Uruguay, y empezar todo desde cero.

57 Soy increíblemente contradictorio.

58 Prefiero los mensajes de texto a las llamadas. Una vez pasé toda una noche teniendo una conversación así.

59 A mi parecer, uno de mis mayores defectos es ser indeciso.

60 Confío ciegamente en mis amigos.

61 El regalo más lindo que he visto fue un video que C le hizo a su hermana cuando se encontraba lejos.

62 Es difícil que me abra con la gente, incluso con la mayoría de mis amigos.

63 Cuando leo fotocopias paso mis dedos sobre las letras como si fuera braille.

64 Nunca me ha gustado usar reloj en la muñeca, prefiero guardarlo en el bolsillo.

65 Todavía escribo a lápiz y en una libreta.

66 Me gusta el olor de la tinta de los lapiceros Bic.

67 Hace muchos años no tomo fotografías con una cámara analógica.

68 Básicamente hice todo esto porque no encontré lugar mejor para la foto del huachimingo.

69 Nunca creí que de verdad subiera esta lista. Hoy he perdido la vergüenza.


Bonus track: La idea de todo esto la saqué, aunque antes la había visto en mil lugares diferentes, de este blog porque allí al fin leí una lista sincera.



viernes, 13 de noviembre de 2009

Una confusión cotidiana

Sé que prometí escribir algo apenas decente al volver, pero antes debo hacer unas cuantas acotaciones. La primera es que empecé a escribir algo, relativo al viaje y de cómo me encontré a un viejo amigo de infancia, pero a mitad del texto todo se fue al tacho. Lo único que quedó con vida fue la primera linea y el titulo, ya saben no hay mejor crítico que sostener un rato el botón de delete, hasta que sólo sea una barra negra titilando al comienzo de una página en blanco. Lo de la promesa incumplida se ha transformado en algo de todos los días, promesas que me hago y que incumplo, ese seguir queriendo a pesar de todo. De lo único que me arrepiento en estos días es no haberme terminado de ver Rambo en el bus de vuelta casa, en momentos como esos es cuando nos damos cuenta de que se nos está yendo la vida.

Ahora llueve y la lluvia, tal como lo dice MC, limpia todo.