sábado, 4 de julio de 2009

Buen hombre

Este viernes fue muy raro, como estuve solo todo el día y no tenía que trabajar, me dediqué al hedonismo y a la autocomplacencia. Perdí un poco de tiempo en la mañana con la última bomba que quedaba del cumpleaños de mi mamá y luego, como tenía las dreads hechas un caos, pasé medio día peinándome con mis agujas Macusa de los números 8 y 11. Mientras tejía con paciencia me vi por enésima vez el increíble y hermoso dvd Heima de Sigur Rós repitiendo varias veces además, como corresponde, Olsen Olsen. También repetí videos de los dvds de Stone Temple Pilots, de Blur y de Nirvana, todo muy noventero. En la tarde casi pierdo diez cervezas con MC porque le dije, por teléfono, que estaba seguro de que en algún canal debían estar pasando alguna noticia sobre Maiquel. Ella, siempre tan hábil, inmediatamente inició el zapping pero fui salvado por CNN en español y su cobertura exclusiva y sin pausas de los preparativos para el funeral del ex rey del pop. Tras unas ocho horas de tortura para mis dedos, llenos de cortaduras por las agujas, terminé el trabajo con el pelo y como estaba cansado y no tenía ningún lugar al cual huir dediqué el resto del día, ya eran las nueve de la noche, a jugar el Super Mario Bros para Super Nintendo. Al parecer la memoria está intacta y logré pasar castillo tras castillo sin mayores contratiempos, cogiendo las mil vidas y todo, como lo hacía hace catorce años, cuando tampoco había mucho que hacer. Mientras jugaba me dieron unas irrefrenables ganas de ver alguna película de terror, de esas un poco estupidas que sustituyen la trama por galones de sangre falsa. Buscando en mi “videoteca” descubro que el terror es un gran ausente y que lo único parecido a lo que quiero ver es la película española Rec. De Rec lo que más me gusta es la protagonista, con esos dientes de ratón y esa blusa que parece a punto de estallarnos en la cara, también me gusta la fluidez de la historia y que no cae en los lugares comunes de las películas de muertos vivientes, aunque como todas luego de verla por cuarta vez ya se convierte en una anécdota. Después fue Rayuela, como siempre antes de dormir. Empecé a leerla a finales de mayo y cada noche, mientras esté en mi casa y me sea posible, avanzo un par de capítulos. Ayer me encontré con uno que me gusta mucho y donde, sin más, se explica el juego de la rayuela, cuyos requisitos sólo son una piedrita, la punta de un zapato y un dibujo en el suelo. Allí también se dice eso que es muy parecido a lo que nos pasa a todos y es que justo cuando se aprenden a jugar los juegos de la infancia, a embocar las casillas de la rayuela con la piedrita, se acaba de golpe la niñez y empiezan otros juegos, más complicados pero no más importantes. Y como ya no se es niño, y las tizas ya no se guardan en el fondo de los bolsillos del pantalón, perdemos de vista una sencilla noción: “para llegar al Cielo se necesitan, como ingredientes, un piedrita y la punta de un zapato”

Después, hoy sábado, escribo esto y miro el reloj, son casi las cinco y media y quedé de encontrarme con AB para ver tocar a Ancestros en la Tertulia, más tarde, tal vez, vayamos a la fiesta reggae en la Casa Amarilla en San Fernando, pero quien sabe, hacen falta unas horas para eso. Mientras tanto el "Tino" Asprilla da una vuelta olímpica en un limusina en el Atanasio Giradot de Medellín. Hoy cualquier cosa puede suceder.

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