martes, 7 de julio de 2009

652

Otro rostro. Más máscaras. Máscaras jóvenes, infantiles, casi inocentes. Personas mayores que se resisten a los años. Máscaras que enseñan lo que una vez fueron, máscaras de rostros que ya no son y nunca serán. Cortázar le hizo decir a Persio en “Los premios” algo parecido a dime que máscara usas y te diré que rostro tienes. Pero es difícil encontrar una máscara joven ocultando un rostro ídem. Los rostros jóvenes usan máscaras viejas, los rostros viejos usan máscaras jóvenes. Todo es un ir al vesre. A veces la máscara está lo suficientemente adornada que no hace falta ningún rostro debajo de ella, porque aunque lo haya ya no hará falta. Nada es más difícil de desprender que una máscara bien asida a la realidad, nada más difícil de romper que una máscara que remplaza un rostro porque debajo, talvez, sólo hay un enorme agujero negro que lo succionaría todo.

No hay comentarios: