lunes, 23 de marzo de 2009

Duodécimo día decimotercero

200309

Empieza esto El Caleño, mientras trata de recordar detalles y momentos, mientras escucha a Glenn Gould ir y volver, dar vueltas sobre su eje tocando, tarareando, a Bach. Recuerda el viernes, el estreno del corto de PP al que no pudo ir por estar trabajando. Después un par de llamadas y la seguridad de encontrarse con unos amigos en la noche. El Caleño ya había estado en ese lugar antes, fue el día de su grado, la reunión se hizo allí mismo y, en ese momento, El Caleño se había preguntado que era lo fantástico de Son Porteño. Se preguntó lo mismo, de nuevo, pero no le dio mucha importancia, en el lugar ya estaban todos PP, IP, MG, MC, CA, CP, BV, FR y su novia, LV, C y un par de personas que no conocía o no recordaba haber visto. El Caleño está en una viejoteca pero él no baila y se queda afuera, con los otros, fumando y hablando de cualquier cosa. Hablan del metal, de lo que significó, de cómo (cuando escuchan aún esa canción) el sentimiento es el mismo y el corazón se aprieta. Es bonita esa sensación, piensa El Caleño, se siente bien ese recordar como cuando con MC buscan el nombre de esa otra canción que al principio fue un tarareo y luego un coro completo y mal orquestado. Es difícil describir todo esto, piensa El Caleño, las cosas que se hacen nunca terminan de empezar y las conversaciones se suceden una tras otra, sin orden. Empezar hablando de Billie Holiday para terminar en el carro de CP escuchando “Tormentor of a Christians Souls” y “Burning Hell.” Después, al final, una discusión donde ganó el como sobre el que. El como se dice sobre el que se dice. Aunque todo fue un dar vueltas sobre el eje, como las variaciones Goldberg, como en un baile, al final BV y CA estuvieron de acuerdo con El Caleño en eso del como y todos fueron felices porque ya se iban.


210309

Se levantó temprano esa mañana El Caleño. La noche anterior no le había dejado muchas consecuencias y el guayabo no se sentía en absoluto, aunque en la calle el sol brilla y se siente incomodo, pesado. Se pierde el partido que su Tottenham le gana al Chelsea por ir con su hermana, la de El Caleño, a comprar unas cosas aunque vuelve a tiempo para ver como su Juventus destroza de visitante a una alicaída Roma por 4 a 1. La tarde se pasa lenta y El Caleño relee algunos textos hasta que N lo llama y deciden verse una película en la noche. Se ven The Reader, con Kate Winslet y Ralph Fiennes, y a N no le gusta mucho, se aburre indescriptiblemente. Se aburre tanto que no quiere terminar de vérsela y trata por todos los medios de los que dispone de distraer a El Caleño para que ponga su atención en otra cosa, en ella. El Caleño resiste cualquier tentación y termina la película que, si bien a veces es entretenida, le parece floja en algunas partes. El personaje de Winslet como un analfabeta obsesionada con la lectura, con que le lean, bañando y cuidando judíos en un campo de concentración, escuchándolos leer para después enviarlos a su muerte. Como conoce a un chico de 15 años y lo convierte en su amante, enseñándole antes que nadie a follar, haciendo que él lea mientras ella llora aferrada a su pecho. Como también luego prefiere ir a la cárcel de por vida a aceptar que ella, una amante de la lectura, no sabe siquiera estampar su firma en una hoja de papel. Después el personaje de Finnes, el joven de 15 años que ya ha crecido un poco, empieza a enviarle a cintas a la prisión, una tras otra, con los clásicos, con Chejov y Homero. Al final hay un suicidio y se revelan algunos secretos. Después N le besa la frente y le dice que le cuente cosas, que le hable y El Caleño habla del día anterior, de la idea de MG para un cómic, del haber escuchado metal en una viejoteca, de como nunca podrá hablar con C a pesar de tenerla tan cerca. N le dice que hable como si ella fuese C y El Caleño le dice tonta, si imagino que sos C tampoco te diría nada a vos. Entonces intercambian insultos y sólo acaban hasta que el otro no puede más, hasta que ella canta victoria sobre un cuerpo hecho pedazos.

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