viernes, 8 de enero de 2010

Ir y volver

Todo empieza en el médico. Todo termina en el médico. Un mal necesario diría yo. Luego de unos cuantos años sin visitar sus asépticas guaridas, fui obligado por mi mamá y mi hermana a asistir a una consulta. Tengo dengue, o tenía porque ya me siento mucho mejor, y la consulta deparó, entre otras cosas, rutinarios exámenes de sangre con sus subsiguientes sueños con agujas terroríficas. El peor día fue el lunes, me perdí un viaje esperado y no puede salir de la cama. El martes me sentí mejor pero la cita médica era una obligación. Ayer y hoy las fuerzas regresaron de a poco pero no he podido dormir mucho, Ursula está insoportable. La pequeña gata ha entrado, creo, en su primer periodo de celo y siente unas irrefrenables ganas de huir por el techo. Cuidar sus intentos de evasión me ha obligado a extremar su vigilancia, estar siempre atento, aunque cuando esté esterilizada podrá viajar con el viento sin consecuencia alguna por el momento está en cuarentena.

Por ahora en mí queda el vacío que no llenó el mar, una tos ominosa que no se va ni con antibióticos, el deseo de un Lucky Strike que sea el cielo y las mismas ganas de verla, siempre.



1 comentario:

Mujer Rastrillo! dijo...

Tantos males necesarios en la vida! y otros tantos males tan buenos! Un saludo!