lunes, 11 de enero de 2010

Remember remember

Regularmente me pasa, como me suceden muchas cosas, que ya sea por ausencia o distancia, olvidar se me hace automático, casi en contra de mi voluntad.

Hace poco, hablando con MC, le dije que para mí era fácil olvidar, que las cosas se me fueran desdibujando aún cuando no lo quería y que era así como personas a las que nunca imaginé lejos de mí, con las que compartí mucho, hoy no son más que desconocidos. Me preguntó entonces si la iba a olvidar, les respondí entonces que era probable. Es probable, así ella sea una de las personas a las que más quiero en este mundo, así se haya convertido para mí después de tantos años en una hermana. Otra forma de quedarse solo. El olvido en este caso, y en los demás, como algo que hay que derrotar sobreponiéndose a él, cultivando desde ahora la memoria.

Pero mientras el olvido cubre las cosas de polvo sólo queda extrañar. Recordar. Así como también se puede extrañar, añorar, algo que no se alcanzó a tener, algo que estuvo flotando en el aire frente a vos todo este tiempo y sólo ahora, cuando se enfrenta la posibilidad de perderlo, o cuando ya los has perdido irremediablemente es que llegan los golpes de pecho, las lamentaciones. Esperar al olvido, así no lo queramos. N adelantó su viaje y los últimos días los hemos pasado recordando, como tratando de estirar el poco tiempo que nos queda hasta que sea viernes y ya no quede más tiempo por delante. Nunca más verla dormir durante una película de Bergman, nunca más bailar mientras Billie Holiday canta, nunca más hablar hasta las tres y dos minutos de la madrugada, nunca más nada y seguir así. Hasta que todo sea olvido, aunque no lo queramos.



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