lunes, 17 de enero de 2011

Segundo día

La foto de aquí.

Segundo día, una semana después. Más de una semana después. No puede decir que no ha estado ocupado, doble negación. Y doble pantalla. La vida de El Caleño en estos días se cuenta en pantallas, se define en pantallas. Una pantalla, en negro, que lo refleja hasta que enciende el monitor en su trabajo. Otra pantalla, otro reflejo, en su casa en momentos como este, cuando escribe. Parecerá extraño, luego de todo lo que ha hablado, pero los únicos momentos de tranquilidad los tiene en el MÍO, de camino al trabajo. Los cuarenta minutos que pasa diariamente El Caleño, leyendo un libro o mirando por la ventana. Ahora está de nuevo sumergido en Todo un hombre de Tom Wolfe que, si la memoria no le falla, fue para él el mejor libro del año 2007. Cuarenta minutos, la ciudad que pasa por la ventana, el sol del Cali que golpea fuerte en los grandes ventanales del MÍO y un aire acondicionado incapaz de hacerle frente, igual que en la Atlanta cracker de Wolfe. El regreso en la noche para El Caleño es más rápido y le impide la lectura, Cali en la noche y el zumbido naranja de los postes de alumbrado público. Llegar a casa, el zumbido frío y mortecino de otra pantalla de computador.

N cumplió un año, el sábado pasado, en Barcelona y cada vez hablan menos. No es culpa de ninguno de los dos, pero El Caleño y N tienden a no coincidir, a no encontrarse. Se quieren tanto como siempre pero la distancia golpea. A veces él envía un mail, a veces ella lo llama y hablan un rato largo que parece todo el tiempo del mundo. Aún se reconocen, todavía.

1 comentario:

n.n dijo...

Siempre te voy a reconocer, bobo