miércoles, 31 de marzo de 2010

Sexto día

El Caleño, que siempre ha amado al fútbol a pesar de su muy limitado dominio del balón, está muy feliz luego de la última jornada de la UEFA Champions League. El martes jugaban lo cuartos de final el Lyon frente al Bordeux y el Bayern frente al Manchester y en Munich había algo épico en aire, unas ganas de revancha, y El Caleño se ve el partido y se queda dormido un rato porque hace mucho que trasnocha pero despierta justo cuando faltan escasos minutos y Olić le roba un balón a Evra cruza el área y casi en el punto de penal remata cruzado para vencer a Van der sar… entonces es jubilo rojo en Munich sobre la hora, una pequeña venganza once años después. Pero lo mejor, lo esperado, llegó hoy en Londres donde los dos equipos con mejor juego en el mundo se veían de frente. Arsenal contra Barcelona y los primeros minutos del equipo catalán son increíbles, a los quince minutos tiene a su favor más de cuatro opciones claras de gol, Almunia se crece en el arco y Arsenal ve como dos jugadores claves, Arshavin y Gallas, salen del campo por lesión y el primer tiempo se va en blanco para ambos. El Caleño le hace fuerza al Arsenal porque el Barcelona nunca le ha agradado, y lo sorprenden los dos goles rápidos de Ibrahimović al inicio de la segunda parte pero aún más la respuesta del Arsenal con Walcott subiendo por derecha cada vez que quiere, marcando el primer gol y luego un tiro penal que cobra Fabregas fuerte, tan fuerte que se lesiona y sigue cojeando en la cancha, con ganas de seguir jugando aún cuando el arbitro se lleva el pito a la boca y todos se abrazan, felices. A veces, piensa El Caleño, el fútbol es la felicidad más perfecta porque por más difícil que sea un partido o por más viejo o pobre o millonario o limitado o talentoso que sea un jugador, siempre, siempre va a ser, se van a sentir todos, como un niño que patea un balón porque es un poco así como se siente El Caleño cuando juega y corre una cancha, y sus ojos arden porque se le llenan de sudor y no ve nada porque no tiene sus gafas puestas pero aún así, no hay un lugar, no hay ningún otro lugar, donde se pueda ser niño y feliz, aunque sea por noventa minutos, que en una cancha de fútbol.Todo se podría resumir también en lo que el protagonista de City, la increíble novela del increíble Alessandro Baricco, le pregunta a un entrenador de fútbol infantil. Que pasaría, pregunta Gould, si un árbitro, agotado por el juego, decide llamar a los capitanes de ambos equipo, les explica su pena, su pesar, y se marcha. Y lo hermoso, piensa El Caleño, lo hermoso es la respuesta que no llega de los labios del profesor Taltomar pero aún así se escribe. —Los dos capitanes hablan entre ellos, luego los dos equipos empiezan a jugar de nuevo. Y no dejan de hacerlo hasta el fin de la eternidad.

Y los dos equipos juegan por siempre, hasta el final de los tiempos.


3 comentarios:

Ángela Cuartas dijo...

Abrí Twitter. Ahí publico frases célebres de personajes que no son célebres, es decir, de mis amigos. Espero que no te importe que haya colgado tu frase célebre "el fútbol es la felicidad más perfecta".
Muy bacano esto.

El Mantra dijo...

Me alegra mucho, especialmente la parte que dice “frases célebres de personajes que no son célebres, es decir...”
:D

Diego Felipe García Chishko dijo...

http://literaturacolomborusa.blogspot.com