martes, 7 de septiembre de 2010

Al cubo

Esto lo escribo mientras el iTunes indexa, de nuevo, mi “biblioteca musical”. Trabajo pesado y agotador para mi pc entrada en años. Todo se hace lento. Hablo con L, me disculpo. Tiene razón. Escucho Sprawl II de Arcade Fire por enésima vez y no lo supero. Suena de nuevo, escribo. Pocas veces me ha pasado que tan solo una canción ha removido tantas cosas. Convertirse, de golpe y tajo, en mi canción favorita de Arcade con cosas como We rode our bikes to the nearest park, sat under the swings and kissed in the dark. We shield our eyes from the police lights. We run away, but we don't know why. Así, sencillo. Después, mientras espero a que todo sea rápido, a que iTunes termine y mi música al fin tenga un orden, leo una entrevista que El País de España, el único, hace a mi muy favorito Andrés Iniesta y que FV ha compartido en el feis. Desde que se fueron Zidane y Nedved, el pequeño jugador con rostro y cuerpo de empleado bancario es el dueño de mis amores futbolísticos. Van dos cosas, falta la tercera, non. Lo que le da volumen al cubo, XYZ. Es precisamente, como no, un cubo. La cubidad misma, el estado ese que Cortázar definió en el Anillo de Moebius, en Queremos tanto a Glenda. Insecto atrapado, jaula, las tres dimensiones del cubo que oprimen, inmovilidad. Cubidad en sí, en mí.

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