miércoles, 4 de agosto de 2010

Trigésimo primer día

El último día, treinta y uno. Mes largo, como el julio que pasó como el agosto que llega. Escribe esto, de nuevo, en tercera persona porque una vez terminado este diario de un mes El Caleño se archiva por un año, hasta la próxima, hasta luego y buena suerte. Y se termina todo esto con una queja, con un dolor en la espalda, con ganas de comer, con el vacío que lo acompaña y no lo deja. Se termina esto como aún no se termina el libro de Henry James, El Caleño va por la página 679 y sólo le hacen falta veinte páginas que, se promete, terminará mientras viaja hacia el trabajo, mañana en la mañana. Termina esto y es raro, porque para El Caleño las despedidas son difíciles y al final nada se acaba, como la manilla de Mockus que lleva aunque las elecciones en su país pasaron hace un par de meses, ya vendrán otras en cuatro años; como la caja con un par de fósforos que lleva en el maletín y que no quiere acabar, porque entonces… para él siempre es cerrar la puerta con doble llave pero, por si las moscas, por la nostalgia, por eso del mantra y el volver que son, a falta de más lunares, cicatrices, dejar entonces la ventana entreabierta, esperar la brisa suave que deje pasar la luz y asomarse de vez en cuando.

Y se sigue despidiendo, El Caleño, como si estuviera frente a un publico y le hiciera falta la luz de los reflectores, los murmullos y las toses secas, como una noche de bar con MAC y siempre hay tiempo para una cerveza, para otra cerveza. El café y los cigarrillos de un jueves con MC, tinto de Juan Valdez y Lucky Strike por favor; un banco de madera junto a L y su sonrisa de niña malvada; un helado que se derrite mientras C lo mira con esos ojos que lo ven todo; hablar con N hasta las 3:02 a. m. para despertar y seguir igual. Entonces, como es malo para los puntos finales y prefiere comas y guiones, saltos de páginas, como prefiere el “continuará” de las películas antes que el más feliz de los finales felices, como tiene sueño y es tan tarde y mañana tiene que salir a trabajar y leer en el MIO a Henry James mientras recorre Cali de sur a norte, como mañana es jueves y hace unos días se vio Breakfast at Tiffany’s, como agosto es el mes de las cometas y su gata se llama Ursula…


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