lunes, 12 de julio de 2010

Vigésimo sexto día

Y ganó España. Justo campeón aunque El Caleño al principio del Mundial había demostrado sus afectos hacia la Inglaterra de Capello, para migrar, luego de la humillación de octavos de final, al mannschaft alemán, que lo deslumbró e hizo infinitamente feliz con el cuatro cero al ego de eso que se dice ser humano y se llama Diego Maradona. La gran sorpresa de Özil, Khedira, Marin y el nuevo panzer Thomas Müller, goleador del Mundial y mejor jugador sub 21 del torneo, unidos todos a la realidad que son ya Podolski, Schweinsteiger, Lahm y Mertesacker en el equipo que, según Iker Casillas, dominará el fútbol mundial durante la siguiente década. En fin, el propósito de todo esto era otro. Era hablar de España, el campeón. Como El Caleño odia la redundancia y la repetición, excepto cuando el tema es suyo y entonces lo hace girar una y otra vez, entonces no va a hablar del juego de España y del partido que terminó apenas uno a cero, ni de la celebración, ni del pulpo Paul, ni de N y su recién estrenada afición al fútbol. Incluso el beso de Iker Casillas a Sara Carbonero, su novia, mientras esta lo entrevistaba para la televisión. De hecho esto también fue una de las mejores cosas que dejó la final, como el broche justo ante tanta emoción contenida y la mejor forma de expresarla, tomarle la cara entre las manos y cerrarle, a ella que pregunta, la boca con un beso. Punto.

Andrés Iniesta, (Fuentealbilla, Albacete; 1984), es el jugador favorito de El Caleño. Es su favorito de siempre a pesar de jugar en el Barcelona que es, junto al Boca Juniors y el Inter de Milán, el equipo de sus rencores; su favorito a pesar de que ahora es el jugador más buscado y encumbrado del mundo. Lo que le gusta de Iniesta a El Caleño es que, a pesar de la brillantez de su juego, se mantiene casi ajeno al marketing internacional con su pinta de empleado de sucursal bancaria y esa claridad con la que habla siempre, ese preferir el cariño de la gente antes que ganar títulos y copas. También es el obrero, el jugador que a los doce años, en lugar de salir a recreo con sus amigos del colegio, iba junto a su padre a entrenar sólo una hora al Albacete; el jugador que, a falta de tres minutos para los infames tiros desde el punto penal, dio a España la alegría que todos queremos para nosotros. Iniesta dice: “Tengo más confianza, me atrevo a más cosas. He seguido la línea ascendente que me exijo cada año. No me refiero a títulos. Ha habido años en que la temporada ha sido buena, he jugado mucho... Lo que me gusta es llegar al final de la temporada y decirme: 'He mejorado'. Eso es lo importante. Al menos, para mí. Porque quiero más, siempre quiero más.”

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