domingo, 11 de abril de 2010

Noveno día

En Cali llueve y para El Caleño es la temporada ideal. Podría ser mejor, claro, pero por el momento la lluvia le basta cuando lo demás falta. MC está en Bogotá y todo apunta a que podría quedarse en la capital por mucho tiempo; N lleva algunos meses en Barcelona, lejos a pesar de las llamadas y el messenger; de C no sabe nada, aunque ahora en la lluvia la recuerda. A L la vio hace muy poco El Caleño, se abrazaron fuerte y se quedaron así un rato, hablándose muy cerca, sin querer estar en ninguna otra parte, sin pensar en nada más que en ese presente que habría podido durar toda una vida. Pero no dura mucho y ambos se van, ella exhibiendo su hermosa sonrisa de niña malvada y él, El Caleño, caminando despacio por una calle desierta del norte, apurando el último cigarrillo del día, pensando en que a veces cosas tan pequeñas son suficientes para hacerlo feliz, como ese abrazo calido y sostenido o el cigarrillo que se extingue de a poco entre sus manos o una llamada que atraviesa el océano en la tarde lluviosa de Cali y una voz conocida lo saluda en la noche de una ciudad mediterránea o el mensaje que le devuelven desde el frío depresor de la capital. Por ahora, entonces, llueve y seguirá lloviendo para él.


1 comentario:

n.n dijo...

Extraño mi Cali y hablar con vos por la noche :(