miércoles, 30 de septiembre de 2009

Calor-

Recién se ha acabado el partido de Colombia. En Dallas el equipo de Lara ha ganado a México por dos goles contra uno y hace un calor que no se puede creer. Hace calor y vuelan los zancudos y, si, escribo desde el trópico. Sólo me he conectado porque quiero saber como salió Argentina contra Ghana pero encuentro en la bandeja de correo una carta con muchas verdades. La leo pero no respondo, no aún. Cuando hace calor no puedo hacer muchas cosas, no puedo escribir, no puedo dormir, no puedo leer e incluso escuchar música se hace difícil. Hace rato salí de mi cuarto a buscar agua fría y Ursula me atacó por la espalda. Es una guerra. Ella es más rápida e inteligente pero mis pulgares son oponibles. Afuera, poco cuesta imaginar que los cerros tutelares de Cali arden y todo son fuegos artificiales iluminado a la ciudad. En la oscuridad brillan apenas unas pupilas, sudo y no sé si es el calor o el miedo. Cierro los ojos esperando entonces el golpe último.

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