domingo, 6 de febrero de 2011

Séptimo día

La vuelta a la rutina y la muerte de su reproductor mp3 han agotado sobremanera a El Caleño que ahora madruga al trabajo y regresa a casa a dormir. Todo se resume a eso, ahora. Un ida y vuelta en el MIO con un libro de Tom Wolfe en la maleta. Hace unas semanas JLS le regaló una bolsa de tabaco Look Out pero los papeles para liar sufrieron un pequeño accidente tras la lluvia caleña y una cerveza derramada. El problema, la falta de papel para liar, lo intentó resolver de manera artesanal usando papeles de otros cigarrillos. Su indecible falta de destreza manual redundó en cigarrillos delgados y escuálidos que lo obligaron a plantearse la posibilidad de comprar una pipa. La tarea fue difícil en un primer momento pero luego de unos días, encontró una pipa perfecta. Así es como el viernes El Caleño llegó feliz a casa con su nueva pipa de chonta e incive, puro Pacífico, para investigar un poco en Internet y comprender todos los trucos que existen para fumar con una pipa. No es sencillo, para nada, y El Caleño lo comprobó de la peor manera. La primera pipa que se fumó debe ser, lejos, lo peor que ha fumado en toda su vida. El sabor era horrible y se mareó como nunca antes, pero siguió las recomendaciones y se fumó hasta la última brizna de tabaco. Según los consejos expertos hay que “acostumbrar” a la pipa fumando tres veces, dejándola descansar 24 horas entre cada uso, con una carga de un tercio hasta que la pipa esté domada y se pueda disfrutar del verdadero sabor del tabaco. Desoyendo los consejos, como suele hacer, El Caleño intentó de nuevo unas doce horas después y, para su sorpresa, el sabor mejoró ostensiblemente por lo que puede suponer que la próxima vez será mucho mejor y, con el tiempo, encontrará una pipa, una carga de tabaco, perfecta.

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