Recuerdo un viaje como recuerdo tantas cosas, como recuerdo el olor a zapatos nuevos o el sonido especial que hacen el plástico que protege a los libros recién comprados y a punto de ser leídos. Recuerdo un viaje a la orilla del mar, frente a un océano inmenso con olas que chocaban con rabia contra la arena. Se llamaba, aún existe así que se llama, Playa Brava y le hace honor. No es un chiste. Y este recuerdo, que vino a mí ocho años después, es recuerdo porque leyendo Zona de obras de Leila Guerriero, habla sobre viajes en VIAJAR, CONTAR, VIAJAR. En esa reflexión que viene después de la lectura, a veces muy corta y otras demasiado larga, me dije que nunca había escribo una crónica de viaje. Aplicando una versión muy libre de lo que es una crónica de viaje. Hace mucho me propusieron escribir una para una revista y no se concretó. Las ganas volvieron otra vez, en el viaje que recuerdo a esa playa brava que era mar calmado de día y tormentas eléctricas de noche, con horas de camino a través de la selva para llegar allá. Fue el primer viaje en serio con mi esposa, en la época en que éramos novios de lejos. y estaba en vacaciones. El primer impulso fue sacar libreta y anotar nombre, datos, VER para CONTAR. Después pensé que no, que en vacaciones no debía hacer eso que hago siempre, así que se quedó archivado y perdido. Entonces, tras el preámbulo este de varias líneas, digo que la próxima entrada va a tener mar, recorridos a lomo de burro y de caballo, trochas en medio del parque Tayrona y kaggabbas (indígenas kogui) riéndose de mí.
martes, 19 de octubre de 2021
Recuerdo, como un viaje (séptimo día)
viernes, 8 de octubre de 2021
Por mi culpa, como otras tantas cosas (sexto día)
miércoles, 29 de septiembre de 2021
Mentiras, como mentiras
En esta oportunidad voy a hablar cuál es concepto de culpa que tengo yo, eso a sugerencia de mi psicólogo. Adelanto esta parte solamente para no olvidarme y para, obvio, hacerlo. Hoy mismo. Más tarde.
lunes, 13 de septiembre de 2021
Verdades, como mentiras (quinto día)
He pensado mucho en el origen de esta congoja. De esta tristeza que parece que tiene un millón de años, y más. Una falta de quietud que me tiene inmóvil aunque sí, ya voy a terapia. ¿Qué pasa? Leo a Leila Guerriero en Zona de Obras y descubro un quizá, un tal vez. Habla Leila, grandísima como siempre Leila, sobre el periodista Mark Kramer y cómo este narra el cáncer que padece, como cuenta sobre una intervención que le realizan. Un periodista que ha sido cientos de veces periodista narrando el cáncer en otros, pero sin jugarse el pellejo. Leo y me siento un poco reflejado. Entre abril y mayo hubo una movilización social en Colombia. Un estallido social. Como periodista, en el pasado, estuve muchas veces en mitad de enfrentamientos y frente a tragedias. Me manché de sangre los zapatos y tuve que ver lagrimas nuevas de hijos descubriéndose huérfanos, de padres ahora sin hijos, de parejas. Narré el horror, con mayor o menor destreza, pero siempre le pasaba al otro y esa era una barrera mental que levantaba y desde la que escribía. Le pasaba a otro y en la noche llegaba a casa a jugar en mi PlayStation, a pensar en el próximo tema, en la próxima tragedia que cubra una página o un poco más. Esta vez, con la movilización social en el Colombia, me sentí en el medio. Con toda la información disponible de mi antiguo trabajo, pero inmerso ahora en otra lógica. En una labor social con una comunidad vulnerable, ahora mucho más. Y por fin, creo, sentí el peso de todos esos años de forzada indiferencia. El peso de toda esa tragedia que no era mía y que ahora tampoco, aunque quizá. La tragedia ajena no es ajena. Así estoy, pese a que la movilización social cesó y las personas siguen vidas similares a las que tenían antes. La vida sigue, conmigo o sin mí. Conmigo, sin mí.
domingo, 12 de septiembre de 2021
Mentiras, como verdades (cuarto día)
sábado, 11 de septiembre de 2021
Puños, como verdades (tercer día)
En este tercer día entonces, traigo el recuerdo de un salón de clases una mañana antes del cambio de milenio. Un salón vacío, con las filas de pupitres desalineadas pero nuevos. Lienzos que se llenaron pronto de todo lo que sale de la mente de un quinceañero. Recuerdo el marco de las ventanas de color gris, la puerta que no era más que barrotes del mismo color. y yo, en un descanso/recreo comiendo en el salón vacío. Yo tomando una gaseosa Pepsi y yo, con deliberada maldad, arrojando ese vaso medio lleno por la ventana con la esperanza de atinar a alguien. Lo logré.
Los siguientes segundos fueron de confusión. ¿Debería sentirme orgulloso por lo hecho? Evidentemente no, pero la persona que yo era hace tantos años no pensaba en esas cosas. Vivía, creo, en ese perpetuo presente de muchos adolescentes sin saber que iba a hacer mañana o al día siguiente. Entonces lo escuché antes de verlo. En frente mío, el uniforme blanco del colegio con una mancha oscura de la Coca Cola que no es. Y el miedo, lo recuerdo, el miedo más atroz ante unos ojos preparados para acabar con este mundo. Creo que es el primer recuerdo de esa sensación que tengo. Terror de enfrentar las consecuencias de mis actos. Lo que sigue es una acción de extrema piedad. El contrariado otro de pronto ve en mis ojos reflejado todo el odio que siente o le recuerdo a un amigo de la infancia o tiene una lucida epifanía sobre la acción que va a cometer y que lo va a llevar a la cárcel, quizá no tanto. El hecho es que en lugar de golpearme, como lo merezco, golpea al pupitre que está al lado mío. Luego sale y no lo vuelvo a ver. Me siento y no pienso más. es decir, sí pienso en eso pero solo pienso en eso. No hay nada más para mí ese día. La clase empieza y termina. Yo viajo en el bus recordando esos ojos y para mí eran la muerte. La muerte a la que nunca antes había mirado a los ojos recordándome que las acciones tienen reacciones. Las leyes de la termodinámica. Ese recuerdo vuelve a mí hoy, cuando miro al mundo con miedo o quizá no tanto. Cuando siento temor o quizá no mucho. Cuando pienso que mis acciones tienen más que consecuencias.
PD: Como imagen un fotograma de El viaje de Chihiro o Spirited Away que este año cumplió 20. Larga vida a Miyazaki y a todo Ghibli.
jueves, 9 de septiembre de 2021
Jaqueca, como un estadio (segundo día)
jueves, 2 de septiembre de 2021
Ha pasado mucho tiempo (primer día)