jueves, 28 de julio de 2011

Decimoctavo día

Cada día escribe menos de lo que quiere. Cada vez escribe menos para él. Es raro, cada día escribe más. Todos los días escribe. Su trabajo es escribir pero, claro, no escribe exactamente lo que le gustaría escribir. No es una queja, piensa El Caleño. Para nada es una queja. Todo lo contrario. Si se la pasara en casa no escribiría nunca. Esta es una forma, su trabajo, de mantenerse en movimiento. El periodismo es un oficio, debería ser una profesión, tan complejo como hermoso. Todas las mañanas, al despertar, El Caleño no tiene ni idea como va a ser su día. Puede ir de cualquier forma. Hay días donde se pasa todo el día por fuera de la oficina o hay otros donde sólo sale a almorzar. Hay días donde el trabajo lo hace orgulloso y hay otros días terribles. Así, siempre.

No hay comentarios: