domingo, 5 de junio de 2011

Decimosexto día

Todo ha cambiado radicalmente en la vida de El Caleño. Son los 26 años. Está seguro. Siempre pensó que cuando cumpliera 26 sería el inicio de su vida adulta. Como si de un momento a otro le saliera una espesa barba junto a una pipa y un bastón. Pero cumplió los 26 y las cosas seguían igual. No le salió barba (nunca le sale), la pipa lo hizo toser y el bastón fue su paraguas. Los 26 parecían ser la prolongación de sus veinticinco, una edad terrible para El Caleño, donde no paso casi nada bueno. Ahora, después de unos meses, los veintiséis se descubren exactamente como se los imaginó. Nueva responsabilidad en su vida, un ritmo de trabajo constante y exigente. Al fin deja atrás marcas que lo frenaron, recuerdos que no lo dejaban avanzar. Una persona nueva, El Caleño, pero sin barba. Todo posibilidades.

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