lunes, 25 de octubre de 2010

Abstinencias

Después de quince días bien contados escribo de nuevo. Es lo primero que escribo en dos semanas. Justamente, the dark night of the soul y todo eso. Pues bien, ahora me siento y me como una manzana, escribo un poco, luego café, amargo. Paro. No releo. Empiezo a perder el tiempo, me distraigo y mis usuales tácticas de concentración no surten efecto. Me preocupa porque creo que he desarrollado cierta inmunidad y la procrastinación, hermosa palabra, me empieza a ganar de nuevo. Aunque es evidente que he tratado de no mencionar mis ultrasecretos métodos de concentración, a falta de algo mejor que decir revelo, aunque ya antes había hablado de ella, la teoría de la distracción programada. Por lo pomposo de su nombre, ¡por Dios es una teoría!, se diría que es infalible y parte de una maestría en psicoanálisis. Pues no, la teoría de la distracción programada consiste en crear una distracción fija para evitar que una distracción producto del azar nos, obvio, distraiga. Como los ejemplos son tan bonitos y pedagógicos, y además como la tercera persona se me da tan bien, voy a tratar de emplearlos, dos puntos: El Caleño tiene que escribir un post de esos sentimentaloides y sin sentido que suele subir a su blog, pero gracias a su poca capacidad de concentración, un caso casi clínico, los minutos pasan y la hoja sigue en blanco. Cada aborto de frase, cada intento, se diluye ante lo “maravilloso del mundo”. Es así como El Caleño piensa para sí y se dice, “ey, que bueno sería verse más tarde esa película donde sale este tipo… ¿cómo es que se llama?”, busca en Google y encuentra otra cosa, mientras tanto llega su gata y le muerde un pie. El Caleño abandona lo que hace y persigue a su gata que se esconde bajo una cama. Se siente de nuevo frente al teclado, se le ocurre una genial frase que es pronto olvidada ya que los estímulos del mundo son muchos y su atención poca. Se calza los audífonos, son como guantes, y en el reproductor de música suena, digamos, los “smayin punkis”, empieza a escribir y se sorprende al hilar dos párrafos seguidos. Piensa y se dice, casi con la elocuencia de un profesor universitario de algún país del primer mundo, “Al introducir una distracción conciente a mi esfera personal (nota del autor: esta frase es casi pornográfica) ésta anula a las demás, aunque dada su reiteración tiende a anularse a sí misma, por lo que termina convirtiéndose en simple ruido blanco. Dicha distracción programada satisface mi necesidad de procrastinar y distraerme por lo que lo que mi Yo consiente (O_o) puede dedicarse a lo que peor saber hacer pero aún así intenta, escribir.”

Pues sí, ahora mismo, escucho a los smayin (a quienes también se les conoce como Smashing Pumpkins) y escribo esto sin distraerme mucho, apenas lo necesario, aunque, me doy cuenta tarde, la intención inicial de este post era hablar de otra cosa, pero mejor me lo guardo y espero, hay que aprovechar este momento de falsa lucidez y dedicarse a llenar páginas, al por mayor. Muy pronto, durante esta semana y según el gran corazón del director visual y jefe de la cartera de diseño de este blog, el distinguidísimo SO, tendré un nuevo cabezote y con él, rifas, juegos y espectáculos. Una nueva excusa para seguir escribiendo, al menos aquí.

1 comentario:

n.n dijo...

Volviste, ahora vuelvo a comentar todo :D