domingo, 23 de marzo de 2008

Simplemente fútbol

Ayer el fútbol me dio dos alegrías supremas. A primera hora, mi segundo equipo más amado, la Juventus de Turín, derrotó al puntero, a la escuadra llamada a ser campeona de Italia otra vez más. La Juve le ganó por dos a uno al Internazionale de Milán en su propia casa, en su propio Giuseppe Meazza. Los goles llegaron en el segundo tiempo, primero el italo-argentino Mauro Germán Camoranessi abrió la puerta del triunfo y pocos minutos después el franco-argentino David Trezeguet aumentó la cuenta, por los interistas marcó el portugués Maniche. En Italia las cosas se ponen buenas, la ventaja que en cierta época se consideraba casi insalvable a favor del Inter ahora es sólo de 4 puntos ante la Roma, su más inmediato perseguidor. La Juve no está cerca de la punta pero no importa, le ganó al líder y dejó claro que si volvimos a la serie A es a ganarlo todo y a todos.




Más tarde, mi más grande amor futbolístico, el rojo, el América de Cali derrotó en el clásico caleño al Deportivo Cali por cuatro goles a cero. Si bien hace quince días el América había caído ante este mismo rival por uno a cero en un partido lleno de problemas y peleas entre hincha y policía como ya lo había explicado en una entrada previa. Pues en este partido, donde todos esperábamos el resurgimiento del rojo luego de dos derrotas consecutivas, la última ante la Equidad en Bogotá por 4 a 0, las cosas cambiaron radicalmente. El estadio se vistió de blanco, hinchas rojos y verdes cambiaron el uniforme de su equipo por un blanco que reflejaba el deseo de todos de vivir un clásico en paz. Dos goles del panameño Luís Tejada y dos de adriancho, Adrián Ramos, le dieron una victoria amplia y merecida. Una vez más el América volvió a jugar bien, ordenado y rápido, además se destacaron las actuaciones de Pablo Armero y del arquero uruguayo Adrián Berbia, quien en el primer tiempo, y mientras el partido aún estaba empatado, sacó dos opciones claras de gol para el Cali.
Dos alegrías infinitas, como me he cansado de repetir, me dio el fútbol ayer. Pero la alegría no solo la da la victoria, no soy tan resultadista. Ganamos ambos partidos, jugando bien, sin humillar a los rivales, marcando cuando era necesario y sabiéndose replegar. Simplemente jugamos, simplemente ganamos, simplemente es un juego, el mejor y único. Todo esto es simplemente fútbol.

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