domingo, 10 de febrero de 2008

Quasi campioni

No creo que exista nadie más feliz que un italiano de unos 50 años. No importa si en este momento descansa de todo junto al mediterráneo mientras bebe vino de su viña y se tuesta al sol o trabaja duro en su oficina para salir tarde y descubrir que tiene que calentar los maccaroni en el microondas. Es una hombre feliz lo imagino porque bien adentro tiene el recuerdo del partido más grande de la historia del fútbol. El que la selección italiana le ganara a la alemana por 4 goles a 3 aquella imperecedera tarde mexicana del 17 de junio de 1970 en el estadio Azteca.
¿Por qué casi cincuenta?, ¿por qué no más? digamos 60 o 70, gente que ya era adulta y podía comprender la dimensión de la gesta en el momento justo en el que era realizada. Digo 50 años por que en el instante preciso del partido tenían la edad justa para teñir su recuerdo de leyenda, para hacer memoria y sonreír, para henchirse el pecho de orgullo y decir que también fueron Rivera abrazado ese poste, que también fueron Rivera pateando justo para que Maier la toque apenas con la punta del guante.
La squadra de Rivera, Faccheti y Mazzola contra la Mannschaft del kaiser Beckenbauer, Müller y Schnellinger. Imágenes inolvidables quedaron en la memoria en esta partita lunga, como la llaman los italianos, con cinco goles en el tiempo extra, con el hombro dislocado del Kaiser que nos dejó una metáfora sobre el valor más grande que cualquier otra. Al final, o en la final, Italia enfrentó a Brasil, al Brasil de los cinco 10, al Brasil de Pelé, Jairzinho, Tostao, Rivelino y Gerson. Era apenas lógico que perdiera, aún por cuatro a uno pero ya eran héroes, habían dejado grabado en toda una generación un solo partido.

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