miércoles, 18 de julio de 2007

Sobre Federer y sus alas rotas

Nadal y Federer o Federer y Nadal, es lo que se ha repetido los últimos dos años en las principales finales de los torneos de la ATP en el mundo. Federer clasificado como siembra número uno y Nadal pisándole los talones, cada vez jugando mejor, siempre ganándose el Roland Garros y dejando a Roger sin el anhelado Grand Slam, ya que Federer siempre gana en Australia, Estados Unidos y Wimbledon.

Este domingo se jugó la final del campeonato del All England club en Wimbledon, que se juega, como pocos, sobre césped. Se enfrentaron de nuevo, como hace unas pocas semanas en Paris, Roger Federer y su doppel Rafael Nadal donde ganó Nadal, pero casi gana Federer. Esta vez ganó Federer pero por poco, porque Nadal ya no solo gana en polvo de ladrillo. En el quinto set Nadal pudo haberle quebrado el saque al suizo dos veces y entonces la historia sería muy distinta y nadie hablaría de los cinco títulos consecutivos en el All England ni las obligadas comparaciones con Björn Borg.

Parciales de 7-6, 4-6, 7-6, 2-6, 6-2 le dieron la victoria al suizo que se lanzó sobre el césped para llorar la hazaña conseguida tan pronto, los once títulos de Grand Slam y la proximidad del US Open para acercarse al record de los 14, para mirar más de cerca la gloria de convertirse en el mejor tenista de toda la historia.



Roger Federer parece un pájaro. Sus golpes son precisos como el aletear de un ave de presa. De repente la raqueta se alza en el aire solo un momento para alcanzar la pelota y descender para lograr un ace. Perfecto, el triunfo de la evolución, como un martín pescador, como un cormorán o una águila pescadora.
La foto que uso para acompañar este texto corresponde a la pasada final del Roland Garros donde Federer, como ya lo he dicho, perdió ante un Nadal imbatible sobre ladrillo, aunque antes del partido los expertos presagiaban otra cosa ya que Roger le había ganado a Nadal la final del master de Hamburgo quitándole al español la que estaba destinada a ser la racha más extensa de victorias sobre esa superficie. Federer batió sus alas pero estaban rotas, Nadal las quebraba con cada devolución haciendo de su juego nada, llegando a cada pelota que el suizo ubicaba en la parte más lejana de la cancha, como un perro de caza. Un perro que recoge un faisán que ha visto trunco su vuelo luego de una precisa ráfaga de perdigones.
Cayó el suizo hace varios días y ahora cae el español, se podría decir que volvió a remontar el vuelo, se podría decir que pronto no va a volver a ganar porque lo que se viene es un Nadal imbatible. Aún así prefiero la exacta maquinaria suiza de Federer al sudor y la tierra de Nadal. Prefiero el aletear preciso de sus alas luego de un smash al ladrido furioso del español al ganar una pelota que cualquier otro hubiera perdido.
Cualquiera puede discrepar.

1 comentario:

Valentina dijo...

la verdad, poco se de estedeporte. se podria decir que, me veo motivada a leer tu post, primero por (y como siempre) la fuerza de tu redaccion y segundo, similar a mi relacion con el futbol, para admirar los "super" deportistas y todas sus virtudes.