jueves, 21 de febrero de 2019

Unter den Linden

Había guardado como borrador esta entrada hace varios días. Como esperando a que se escribiera sola, como un paseo bajo los tilos. Un camino que recorrí muchas veces en el pasado pero cada vez tengo más olvidado, aunque sé que este tipo de cosas no se olvidan y son un ejercicio al que debo volver cada tanto. Extraño este espacio y la libertad que genera el dejarse ir, el pasar la voz mental que me dicta lo que hago cada día al papel, al deslumbrante brillo de la pantalla del computador. Cuando me siento frente a una es como si contemplara por primera vez el fuego, temeroso de usar las manos y acercándome de a poco, contemplando la belleza en las llamas. Quizá nunca sepa porque dejé de escribir acá, porqué me mencionaba en tercera persona, porqué llamaba a todos con las iniciales de sus nombres, porqué hice públicos amores que llevaba dentro, por qué.
Ha pasado mucho en mi vida desde la última vez que escribí aquí, desde la última vez que prometí escribir aquí y seguí dejando ir esa promesa pese a que recordaba esa auto impuesta obligación cada tanto. Nada da más libertad que escribir, nada da más libertad que formar un mundo palabra tras palabra. Nada da más. Ahora vuelvo a prometer, escribo porque es lo único que sé hacer. Escribo porque el día que deje de hacerlo, seguro no escribiré más.

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