martes, 18 de diciembre de 2012

Trigesimo día

El Caleño nunca ha sido muy amigo de las matemáticas. Ajeno siempre a sumas y restas, distante y fuera del mundo de multiplicaciones y raíces cuadras, El Caleño optó por las letras. Ahora, a solo doce días de cumplir veintiocho años (lo escribe en letras para que se vea la dimensión ominosa de la palabra) empieza a hacer cuentas de nuevo. Una vez más saca la calculadora, se da golpes de pecho. Falta poco y, para él, inicia una nueva cuenta regresiva. Houston, everything is fine.