domingo, 14 de octubre de 2012

Vigésimo octavo día

Domingo 14 de octubre. Mañana trabaja, El Caleño. Han pasado dos meses y tres días desde que está con A. Está feliz, El Caleño. Siente que las cosas encajan por primera vez en mucho tiempo. A vive en Bogotá, están lejos. El Caleño la quiere mucho y cada vez que puede viaja hasta allá. La ve y siente perderse en el brillo de esos ojitos verdes, en el sabor de su boquita de caramelo. Pasan el mayor tiempo que pueden juntos, recorren la ciudad, juntos. El Caleño toma su mano y siente su tibieza. Se siente bien, no hay ningún otro lugar donde quiera estar, así se hayan empapado con un aguacero repentino luego de ver una película en el centro. El calor de su mano es lo único que necesita.

No hay comentarios: