La cara de sorpresa no se la quita nadie. De tantos centros comerciales que hay en la ciudad, incluso de tantas tiendas que hay en este espantoso centro comercial tenían que verse frente a frente, la una con la otra. La otra dijo lo primero que se le paso por la cabeza. Fácil escribir lo que viene.
Descripción de personajes. Una, la que llega, tiene un traje de sastre, se acaba de bajar del bus luego de trabajar el día entero de secretaria. Está en ese preciso centro comercial por que quiere averiguar el precio de una faja que según Martica, la de ventas, es milagrosa “Pero mija yo tenía la barriga como si estuviera a punto de dar a luz a trillizos y míreme ahora. Toda una mami. Es que esas fajas son benditas mija.” Pero ella no tiene barriga, tampoco tiene hijos, no ha podido. No quiere echarle la culpa a su esposo pero es probable que sea estéril. Tiene que darse prisa por que ya no son tan jóvenes. Igual buscar la faja la distrae de todo, de ella misma. Ahora se encuentra con ella, la otra, de frente. Vitriniando, no más.
La otra, la que vitrinea, tiene el aspecto de alguien que espera algo. Que espera o que busca (es difícil determinarlo, hace falta tan poco para pasar de lo uno a lo otro) No sabe a ciencia cierta que es, pero podría ser cualquier cosa. ¿Entonces en cual centro comercial podrá estar? En ellos se vende de todo, a lo mejor lo pueda comprar. Tiene un pantalón blanco ceñido a una barriga que urgentemente necesita la faja que la una, la que llega, ha ido a buscar. Tal vez sería un buen gesto que la una, la que llega, le indicara donde están. La otra parece asombrada al decir que está vitriniando o más que eso la sorprende la impensable lucidez que ha alcanzado justo en el momento, ya que pudo decirle cualquier otra cosa. Saludar, tal vez. Para la próxima. Se tendrían que volver a ver.
¿Por qué? (lo mismo me pregunto) Se conocieron hace algún tiempo, el esposo de la una estaba caminado con la otra. Las presentaron, la una, la que llega, se llama Carmen; la otra, la que ya estaba, se llama Aída. El que las presenta se llama Esteban. Aída y Esteban se conocieron en la universidad donde estudiaron juntos alguna ingeniería. Aída era bonita, no tenía la barriga que ahora ostenta y ambos eran muy jóvenes, mucho. Aída no terminó la carrera, desapareció un día y no lo volvió a llamar. Esteban piensa que aún la quiere a pesar de que está casado hace mucho, a pesar de que Aída ya está casada y tiene varios hijos. En la noche le cuenta a Carmen que Aída era su novia de universidad y que él la quiso como nunca se imaginó querer a alguien, pero que después la conoció a ella y olvido todo.
Carmen quiere un hijo con Esteban aunque ya hayan intentado de todo.
Aída espera reunir valor para decirle algo a Esteban.
Esteban también quiere un hijo.
Carmen envidia a Aída por que ésta ya tiene varios.
Aída busca el momento, quiere decir… algo.
Esteban gusta del fútbol, a veces cuando sale de trabajar y hay juegos por la Copa Libertadores le dice a Carmen que se va ir a verlos a la casa de un amigo. En realidad los ve en un estanco del centro de la ciudad, después se folla a la puta más vieja del lugar.
Carmen gusta de sembrar retoños de violetas en distintas materas que va diseminando por toda su casa. Les dice mis bebes pequeñitas. Cuando niña siempre quiso llamar Violeta a su primera hija.
Aída gusta de abrazar a su hijo mayor. El que se llama igual a su padre. Le gusta plancharle la ropa, aunque a la empleada domestica le paguen por hacerlo. Lo quiere mucho, a su hijo, lo quiere más por que le recuerda sus días de universidad y cuando era mucho más bonita. En las tardes suele llamarlo al teléfono móvil para preguntarle cosas, para hallar respuestas que ese Esteban no puede darle. Aída suele asirse del nombre de su hijo, con cuidado de no irse a caer y repetirse Esteban, Esteban, Esteban, Esteban hasta que el nombre pierde un poco su sentido.
4 comentarios:
Pues está chevere, le quedó chuzco
a ver,,,,,si, muy casual el encuentro, y la respuesta "vitriniando" está bien...típica de mujeres de 30 para arriba,,,y la heredan las menores, te lo aseguro
"vitriniar" es lo mejor, empañar la vitrina psicorrijidamente limpiada por algun empleado de almacen, o dejar la huella en el vidrio mientras uno señala el articulo que "aspira" poseer.
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