martes, 29 de noviembre de 2011

Vigésimo primer día

Siempre pensó que era una buena persona. Que era diferente a los otros y eso, en cierta forma, lo enorgullecía. Pues no, es igual a todos y la realidad lo avasalla. Pasa por encima de él como nunca antes. Como se ha dado cuenta de su nueva condición, El Caleño toma decisiones, se aleja de su pasado. Dando palos de ciego, como siempre. En estos días le pasan cosas que nunca le habían pasado. Tratar de olvidar a personas a las que quiso demasiado. Tratar de hacer a un lado todo ese sentimiento que queda pero que era necesario tirar por la borda. No se avanza si no es así, piensa El Caleño mientras busca una foto a blanco y negro que acompañe este post y que sea totalmente contradictoria.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Vigésimo día

Hace mucho, mucho, no escribo aquí. No sé si he perdido las ganas o es falta de tiempo, quizá es porque pienso que ya no hay mucho que decir. La verdad me siento seco, agotado. Justo en este momento espero. Sentado frente a mi escritorio espero a que se mande todo a imprimir y también aguardo una respuesta mucho más importante. Tan solo un saludo que cambie todo y mientras tanto siento un vacío en el estomago casi inabarcable.

Estos meses han sido de increíbles altibajos. Un camino lleno de baches que se han sabido esquivar con mayor o menor destreza. Todo ha sido tan bueno y tan duro. Cada día he aprendido tanto. Cada día ha sido tan largo. Cada día me quiero acostar más tarde, que se demore más en empezar el próximo día. Cada día me quiero levantar más temprano, empezar de cero todo. Sí, días así.