domingo, 10 de octubre de 2010

Una niña que se llama Remedios

“Y pasó que un día Remedios, la niña que tenía poderes, quiso ir al mar para acostarse a leer un libro sobre la arena.” Así arranca uno de los cuentos de Remedios, aunque en realidad así inician casi todas las historias de Remedios. Todo pasa un día. Hace mucho en un post subí el primero de los cuentos de Remedios, que en estos momentos está siendo ilustrado, y decía que publicaba sólo el primero porque se suponía que eran historias únicamente para que L las leyera. Historias para dormir o para hacerla sonreír, lo que pasara primero. A ella la hacen feliz y a mí también me sirven. Escribir sobre Remedios es la mejor forma de parar y tomar aire, una especie de reinicio cuando los demás textos agobian y atribulan. Ahora, en estos días de sequía mental, Remedios vuelve siempre como esa fuente casi inagotable. Zapaticos rojos, conejitos en papel fabriano, nieve de helado, sonrisa de niña malvada.

PD: Como fui incapaz de enlazar la imagen con su página original, aquí dejo el link de esta hermosa foto.

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