domingo, 29 de marzo de 2009

Decimocuarto día

280309

Pésimo día, mal día para El Caleño que esperaba con ansias este sábado. Mal día a pesar del fútbol que se jugó en casi todos los países, mal día a pesar de la lluvia suave que cayó en la tarde. A mitad de semana El Caleño había hablado con L a través del msn. La conversación fue corta y empezó con una pregunta fácil por parte de ella. Un ¿todavía me quieres? parpadeó en la pantalla de su PC al tiempo que El Caleño sentía eso que viene sintiendo por ella desde hace mucho. Queriendo decirle, otra vez, que claro mensa, que te adoro preciosa, su destreza en redacción sólo le permitió decir que aún la quería un poquito. Después la sonrisa digital de L y la contrapregunta de rigor por parte de El Caleño. Un ¿todavía me quieres? digitado con temor y respondido, como un espejo, con las mismas palabras que El Caleño había usado en líneas atrás. Un poquito. Tres meses sin verse, casi desde que ella decidió terminar con todo, iban a acabarse ese sábado cuando L y El Caleño se encontraran donde siempre. Cuando L y El Caleño se sentaran juntos y él, El Caleño, la mirara fijo mientras L habla y dice cosas tan hermosas como ella con esa voz suave y precisa.

Pero nada nunca es fácil para él, para ellos. Conociéndola como la conoce, El Caleño la llama en la tarde, algunas horas antes de verse, y resulta que Andrés, uno de los mejores amigos de L, ha desaparecido. Ella y Nataly, la otra mejor amiga, están preocupadas ya que no lo pueden encontrar. Cuando El Caleño habla con L y ella le cuenta lo que pasa, su desilusión es evidente. Ella le dice que lo siente y El Caleño sabe que es verdad, por eso le dice que la llama más tarde para ver como van las cosas, para ver si ya apareció Andrés o para ver, reiteración, si se pueden ver. Vuelven a hablar, más tarde, y Andrés no ha aparecido pero ya se tienen indicios. El Caleño se lamenta por no haberla podido ver ese día y ella le dice que está viendo a unos cachorritos recién nacidos. Deciden entonces verse, esta vez de verdad, el jueves o el viernes, sin falta. El Caleño se ilusiona de nuevo y se imagina abrazándola, dándole ese beso que ha esperado tanto tiempo. Cuelga entonces el teléfono y en Argentina el equipo de Maradona golea a Venezuela. Más tarde juega Colombia y gana, más tarde se ve una película con monjas y muchas dudas, más tarde duerme y escribe esto.

lunes, 23 de marzo de 2009

Duodécimo día decimotercero

200309

Empieza esto El Caleño, mientras trata de recordar detalles y momentos, mientras escucha a Glenn Gould ir y volver, dar vueltas sobre su eje tocando, tarareando, a Bach. Recuerda el viernes, el estreno del corto de PP al que no pudo ir por estar trabajando. Después un par de llamadas y la seguridad de encontrarse con unos amigos en la noche. El Caleño ya había estado en ese lugar antes, fue el día de su grado, la reunión se hizo allí mismo y, en ese momento, El Caleño se había preguntado que era lo fantástico de Son Porteño. Se preguntó lo mismo, de nuevo, pero no le dio mucha importancia, en el lugar ya estaban todos PP, IP, MG, MC, CA, CP, BV, FR y su novia, LV, C y un par de personas que no conocía o no recordaba haber visto. El Caleño está en una viejoteca pero él no baila y se queda afuera, con los otros, fumando y hablando de cualquier cosa. Hablan del metal, de lo que significó, de cómo (cuando escuchan aún esa canción) el sentimiento es el mismo y el corazón se aprieta. Es bonita esa sensación, piensa El Caleño, se siente bien ese recordar como cuando con MC buscan el nombre de esa otra canción que al principio fue un tarareo y luego un coro completo y mal orquestado. Es difícil describir todo esto, piensa El Caleño, las cosas que se hacen nunca terminan de empezar y las conversaciones se suceden una tras otra, sin orden. Empezar hablando de Billie Holiday para terminar en el carro de CP escuchando “Tormentor of a Christians Souls” y “Burning Hell.” Después, al final, una discusión donde ganó el como sobre el que. El como se dice sobre el que se dice. Aunque todo fue un dar vueltas sobre el eje, como las variaciones Goldberg, como en un baile, al final BV y CA estuvieron de acuerdo con El Caleño en eso del como y todos fueron felices porque ya se iban.


210309

Se levantó temprano esa mañana El Caleño. La noche anterior no le había dejado muchas consecuencias y el guayabo no se sentía en absoluto, aunque en la calle el sol brilla y se siente incomodo, pesado. Se pierde el partido que su Tottenham le gana al Chelsea por ir con su hermana, la de El Caleño, a comprar unas cosas aunque vuelve a tiempo para ver como su Juventus destroza de visitante a una alicaída Roma por 4 a 1. La tarde se pasa lenta y El Caleño relee algunos textos hasta que N lo llama y deciden verse una película en la noche. Se ven The Reader, con Kate Winslet y Ralph Fiennes, y a N no le gusta mucho, se aburre indescriptiblemente. Se aburre tanto que no quiere terminar de vérsela y trata por todos los medios de los que dispone de distraer a El Caleño para que ponga su atención en otra cosa, en ella. El Caleño resiste cualquier tentación y termina la película que, si bien a veces es entretenida, le parece floja en algunas partes. El personaje de Winslet como un analfabeta obsesionada con la lectura, con que le lean, bañando y cuidando judíos en un campo de concentración, escuchándolos leer para después enviarlos a su muerte. Como conoce a un chico de 15 años y lo convierte en su amante, enseñándole antes que nadie a follar, haciendo que él lea mientras ella llora aferrada a su pecho. Como también luego prefiere ir a la cárcel de por vida a aceptar que ella, una amante de la lectura, no sabe siquiera estampar su firma en una hoja de papel. Después el personaje de Finnes, el joven de 15 años que ya ha crecido un poco, empieza a enviarle a cintas a la prisión, una tras otra, con los clásicos, con Chejov y Homero. Al final hay un suicidio y se revelan algunos secretos. Después N le besa la frente y le dice que le cuente cosas, que le hable y El Caleño habla del día anterior, de la idea de MG para un cómic, del haber escuchado metal en una viejoteca, de como nunca podrá hablar con C a pesar de tenerla tan cerca. N le dice que hable como si ella fuese C y El Caleño le dice tonta, si imagino que sos C tampoco te diría nada a vos. Entonces intercambian insultos y sólo acaban hasta que el otro no puede más, hasta que ella canta victoria sobre un cuerpo hecho pedazos.

jueves, 19 de marzo de 2009

Undécimo día

180309

Llueve. Ahora llueve. Hace apenas unos días el sol derretía y hoy llueve. Esas son las cosas que hacen a esta ciudad, la ciudad en la que vive El Caleño, lo que es. No tiene mucho que decir esta vez, El Caleño. Lo días se han sucedido como una serie de sueños y no recuerda mucho de ellos. Todos son iguales y su cerebro se está empezando a habituar, de nuevo, al horario laboral.

Este viernes piensa salir a verse con sus amigos. PP estrena su película en la tarde y, a pesar de que El Caleño no puede ir a la función, tratará de saludarla en la noche… de pronto, es muy probable, se va a encontrar con C. La va a ver y le va a decir, El Caleño, un par de cosas que no van a importar mucho, ella no se va a dar cuenta y él, El Caleño, va a seguir con ese peso en el pecho que cada vez se va haciendo más insoportable.



lunes, 16 de marzo de 2009

Décimo día

140309
Calor, horrible y pegajoso calor. Sudan las paredes ese día en Cali, Calicaliente, Cali que es horno cada vez que quiere. El Caleño lo sufre porque es poco dado al calor, a veces piensa que estaría mejor en otro lado, sin dejar de ser El Caleño pero durmiendo en un sitio más frío que se puede llamar Bogotá o Montevideo. Suda, El Caleño, no puede dormir y se levanta tarde. En la mañana el clima se hace más tolerable y El Caleño no hace mucho, ve un par de partidos, ve como el Liverpool destruye al Manchester United y eso lo alegra un poco. La inmovilidad hace parte integral de él ese día. A pesar de eso decide, luego de dos meses, lavarse las dreads que ya que supone que va a tener tiempo para peinarse.
En la tarde N lo llama y le dice que se vea un rato, que tiene ganas de que le cocinen. El Caleño, que siempre se deja arrastrar, llega a casa de N y le pregunta que si quiere comer lo que más le gusta. Al final terminan comiendo eso, crêpes con helado, crema y salsa de fresas, acompañadas de malteada de oreo. Rico todo, mientras comen se ven una película. Soy leyenda, con Will Smith, donde la raza humana está aparentemente al borde de la extinción y Smith recorre las calles de New York junto a su perra buscando a hipotéticos sobrevivientes. No es una cinta que El Caleño vería en cine pero se divierte un poco, sobre todo cuando Smith le canta a su perra mientras la baña “three little birds” de Bob Marley. Después se queda más tempo, con N que le dice cosas importantes. Dice que se va a ir a vivir a España en unos meses, cuando se gradúe. Que está cansada de todo y que siente que le hace falta algo muy grande en su vida. El Caleño le dice que si en Cali no lo puede encontrar y ella le contesta que si, que ya había encontrado una parte de lo que buscaba pero que la había perdido y no podía recuperarla ya. Ahora El Caleño la abraza y piensa en todo lo que la quiso, en todo lo que la quiere, en todo lo que no va a ser nunca más entre ellos. No es melancolía, ni tristeza lo que siente ahora El Caleño, es alegría por saber que N tiene, ahora, una certeza. Luego ven televisión y se acuestan a dormir, temprano y juntos. La mira a los ojos hasta que ella le tapa la cara y se voltea. Él, El Caleño, la besa en la espalada y se pregunta, de nuevo, que pasó entre ellos, se pregunta y se responde, ya conoce la respuesta.

viernes, 13 de marzo de 2009

Noveno día

120209

Vuelve y juega, El Caleño, luego de ese día lleno de autocomplacencias y lamentos. Mañana será otro día dijo alguien quien no se dio cuenta de la gravedad de sus palabras, de lo inevitable de estas. Tiene que hacer dos cosas ese día El Caleño, comprar un nuevo celular e ir al centro. Lo del celular es de tiempo atrás, el que tenía estaba bastante viejo y casi no funcionaba; lo del centro es nuevo, no más de dos días. Lo del centro surgió luego de ver en otrastardes.com los créditos de “The Watchmen”, cinco minutos que lo golpearon en la cara como una silla lanzada desde el otro lado de la sala. Cinco minutos que se quedaron en su cabeza, como esa hermosa canción de Dylan, y no lo han abandonado. Entonces, ir al centro porque talvez ya la tiene su vendedora favorita, pero El Caleño va y camina como tres cuadras, porque desde que llegó el MIO, el centro se fue a dormir y los buses ya no pasan cerca de ningún lugar. Malas noticias para El Caleño, la película aún no ha llegado y tendrá que conformarse con ir a cine. Lo lamenta pero no se puede ir con las manos vacías. Compra “The Wrestler”, con esa soberbia actuación de Mickey Rourke, y compra también “The Reader”, con Kate Winslet, luego se va al trabajo y no pasa mucho más. Trata de terminar rápido, antes de las diez porque en la noche hay un nuevo episodio de Doctor House y no se lo quiere perder, después se ve una película que termina siendo desastrosa. Después se duerme, a las dos de la mañana, y sueña. En el sueño está FH, que horror, quien por alguna razón le decía a El Caleño que él si era periodista. El Caleño, que en lo sueños es otra persona, lo insulta y le dice que periodista es cualquier persona y que primero se lea un libro antes de pensar en escribir siquiera. Cuando se despierta piensa en verse “The Wrestler” y la muy buena película de Aronofsky lo deja satisfecho. En ella Mickey Rourke interpreta a The Ram, un luchador que ya ha vivido los mejores días de su vida y ahora sólo se aferra a lo que fue. Sigue luchando a pesar de las múltiples heridas que le han dejado sus años en el ring. Después trata de abandonar todo, de ser una persona normal. Busca a su hija, a quien abandonó hace mucho, ama a una stripper y trabaja en algo que odia pero lo arruina todo, se da cuenta de quien es en realidad él y lo arruina todo. Deja plantada en un restaurante a su hija para follarse a una extraña en el baño de un bar. Renuncia a su trabajo mientras se baña la cara en sangre y se lleva a todos por delante. Por último vuelve a luchar, tras una operación al corazón y a pesar de las indicaciones del médico y de su “novia”. Antes de la pelea final, donde se conmemoran 20 años de su enfrentamiento frente al ayatollah, The Ram dice el dialogo más importante de toda la cinta. Dice que el único lugar en el que le pueden hacer daño es afuera del ring, que sin la lucha, que sin su público no es nada. Después lucha y su corazón empieza a fallar, tiene a su oponente tirado en el piso y el está sobre las cuerdas. Se escuchan los aplausos y los gritos retumbando en la cabeza del luchador, luego se lanza y todo es negro, para siempre.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Octavo día (pie de página)

110309

No sé si siento satisfacción o algo parecido. A veces parece que el alcanzar una meta autoimpuesta debería traer satisfacción, porque si no porqué la tarea, porqué el desgaste. Siete días escribiéndome en tercera persona, diciendo algunas cosas, poniendo en perspectivas cosas que no sé como llegaron a ser. Todo lo dicho aquí es cierto, y me parece una obligación afirmarlo, lo he escrito con la meticulosidad siniestra de una muchacha de quince años que esconde su diario hasta de sus amigas. Aunque yo no tengo que ocultarle esto a nadie, está aquí, a la vista de todos, sobre la mesa como esa carta que no se descubrió hasta muy tarde. Las iniciales tampoco son un problema, el que me conozca un poco sabrá atar cabos. Mi nombre, y es difícil para mí gritarlo al aire, es Freddie Alberto Bossa Barona. Regularmente soy Alberto, porque está en español, y escribo con seudónimo porque así es más fácil no existir. Eso es lo que hay. Me pagan por escribir y me pagan por leer. Un sueño, dirían algunos, diría yo. Me puedo levantar tarde, tengo bastante tiempo libre y trabajo con personas a las que aprecio. Hablo mucho, todo el día y hay que remediarlo. Sé hacer algunas cosas, me gusta cocinar, me gusta la música, me gusta conocer mujeres. Me gusta conocer a las mujeres. Escribo regularmente para otros pero a veces escribo para mí, en tercera y en primera persona. Escribo y me señalo. Intento, intento escribir, encontrarme, encontrarla al fin. Hago todo esto e intento sentirme feliz, parece que no es suficiente. A veces pasa, diría alguien, más detalles adelante.

martes, 10 de marzo de 2009

Séptimo día

090203

Dolor, es lo único que ha sentido El Caleño en los últimos días. Le duele la espalda, las piernas y la terrible peladura que tiene en una de sus rodillas. Es un dolor feliz porque es un dolor futbolístico, porque es un dolor que sabe a triunfo aunque es un dolor al fin y al cabo. Duele al levantarse y caminar, pero El Caleño resiste con estoicismo y sin tomarse un solo medicamento que mitigue el sentimiento.

Es gracioso, piensa El Caleño, escribir un diario justo cuando su vida es más monótona que nunca. La primera vez que lo intentó estudiaba en la universidad y estaba a la mitad de un rodaje donde era director de fotografía. En ese momento cada día era un poco diferente, cada día traía su urgencia. Las entradas del diario, que no estaba dividido en días si no en postales, eran un recuento de mil cosas y no un ritual basado en tomar un colectivo y llegar a trabajar, tomar un taxi y volver a casa.

Cuando todo se simplifica uno tiende a ser más triste, se tienen menos cosas en las que pensar por lo que se piensa más en ellas. Por lo general el misterio es lo que hace a las cosas bellas, usualmente se quiere lo que se desconoce precisamente por ese halo de novedad, de descubrimiento, de cosa nueva que aún se ha aprendido. Entonces, cuando eso misterioso y oculto ya no lo es tanto deja de fascinar y se convierte en una cosa de todos los días, en algo fácilmente olvidable. Por eso las parejas que llevan muchos años juntas empiezan a idear juegos para que el tedio no se apodere de ellos, entonces un disfraz o un encuentro “casual” en un supermercado bastan para que ese otro cuerpo que se conoce tan bien como el propio sea nuevamente territorio desconocido. Para los hombres la realidad, a veces, es un rostro de mujer. Para El Caleño muchas cosas dejaron de ser un misterio, aunque conoce a C que es más que eso, y lo entristece saber lo poco que queda, lo limitada que se ha vuelto su vida. Suspira, El Caleño, escucha a Juana Molina mientras escribe y se lo piensa mejor. Siempre hay misterio se dice, la niña que lo mira en el bus el tiempo suficiente para que sus miradas se encuentren y las cosas sean un poco incomodas, una noche con estrellas o un cielo azul en un lugar muy lejos de aquí que él aún no ha mirado, ayudar a personas que lo necesiten de verdad, escribir al lado de mar o besarla a ella y esperar. Ahora, El Caleño, lee un poco lo que ha venido escribiendo y si bien ya no está tan de acuerdo con lo dicho, eso de la tristeza, no lo cambia porque en últimas las cosas son un poco así aunque no de esa manera tan dramática. El Caleño sale a buscar un poco de misterio.

domingo, 8 de marzo de 2009

Quinto y sexto día

060309

Lo usual. Ya El Caleño no sabe ni como empezar con esto. De hecho ha sido más constante de lo que nunca se imaginó, a pesar de dejar de escribir algunos días y retomar como si nada hubiese pasado. Hoy, quinto día, es viernes. Se supone entonces que El Caleño va a salir y se va a encontrar con sus amigos. El día anterior había hablado con AL y RR, viejos amigos del colegio y, entonces, hacer una especie de reencuentro, un ponerse al día. Al final no pasa nada de eso y El Caleño debe sufrir corrigiéndole las páginas a FH que no sabe escribir y que, es muy probable, nunca se ha leído un libro en su vida. Pero igual no importa, El Caleño siempre ha querido su trabajo o, más que esto, a la gente con quien comparte en el. FH es una contradicción y ver a gente como él trabajando en lugar de otras personas más talentosas, como LM que sigue siendo una practicante, le da bastante rabia a El Caleño. Pero no importa, más temprano que tarde se van a dar cuenta del error, del yerro enorme que supone contar con alguien tan mediocre en sus filas.

Tiene hambre El Caleño ahora. Tratan de comprar una pizza pero nadie tiene ánimos de salir, bajar y volver a subir. Deciden esperar a que todos terminen y El Caleño, HS, GG y su novia, JU, van a comer hamburguesa. Pasan un buen rato, si, se divierten pero El Caleño extraña. Cuando por fin se despiden El Caleño decide ir a ver a N. Hace bastante no ve ni habla con N, a pesar de lo importante que es ella para su vida. La visita, la ve y están solos en su cama, la de ella. Hablan un poco y El Caleño empieza a pasar los canales. Descubre una película que se llama “In the land of women”, en ella un joven llega a vivir con su abuela, que está un poco loca y teme constantemente por su vida, luego de terminar con su novia y entonces el joven conoce a una familia con tres mujeres maravillosas. La mayor, la madre, es interpretada por Meg Ryan y tiene cáncer y su esposo la engaña pero a ella no le importa mucho. Tiene dos hijas, la mayor tendrá 15 años es hermosa e inverosímil en su perfección, es una buena pintora y popular e inteligente. La menor tiene unos 8 años y es una niña precoz que piensa como una mujer de 40 años. En todo caso el joven está escribiendo una novela y encuentra la inspiración que buscaba interactuando con ellas, quienes terminan enamorándose de él en cierta forma, pero él las redime y cada una termina encontrándose. Encuentran, cada una, lo que en verdad buscan. Él también, o eso parece, está en un bar escribiendo y encuentra a una hermosa mesera que lo ayuda con su libro. Después un fade to black y los créditos, después, El Caleño, mira a N y ella le devuelve una sonrisa en la que está toda ella. A veces, piensa El Caleño, le gustaría seguir con N pero no puede, ya no puede seguir con ella. Sólo a veces, como ahora, cuando la besa y se acuerdan de todo lo que son los dos juntos. Cuando la siente respirar muy cerca de su oído, cuando al final besa su frente sudorosa.



070309

Muy tarde se levanta ese día El Caleño, se despierta y N sigue dormida. Enciende el televisor y se ve el final del partido entre el Sunderland y el Tottenham. Pierde su equipo, el Tottenham, por uno hasta casi el final del partido cuando Keane marca para los Spurs y los salva de una nueva humillación. Después habla un rato con N y se va para su casa. En la tarde había quedado de ir a jugar fútbol con FV, GG y HS. Llegan a las cinco a Euforia y se dividen en equipos. El Caleño juega con el equipo naranja junto con HS y, al principio no les va bien, pero logran remontar y ganan el torneo. Triunfo épico lo llaman ellos, épico porque salen del primer lugar para quedarse con el triunfo. Épico porque El Caleño está lesionado.

Cuando llega a casa, El Caleño, lo único que quiere es dormir pero en lugar de eso se ve “The panic room” y luego “Hannibal”. Luego siente que la cabeza le estalla.

viernes, 6 de marzo de 2009

Cuarto día

050309
L había cumplido años el día anterior, el miércoles. El Caleño había intentado llamarla a las doce de la noche pero tenía el celular apagado y, entonces, le envió un mensaje de texto. Cuando logra hablar con ella El Caleño le dice que la quiere mucho, todavía, y que feliz cumpleaños y que después se ven y que luego le pasa la vaca que le compró. No pasa mucho, después, no pasa mucho.
Ahora es jueves. La exposición de C en la alianza. Otra vez el sol ese que derrite suelas de zapatos. El Caleño sale a trabajar y lo recibe una caldera industrial. Tras esperar por veinte minutos en una calle sin carros por fin logra abordar su bus, sólo para que cinco minutos después se encuentre con un monumental trancón y el sol en su cara. Sudor a chorros, maldiciones entre dientes. Media hora después el bus arranca y el sol desaparece, como si no fuera con él.
En el trabajo las cosas marchan como siempre FH es una molestia y pocos lo quieren. Incluso LM hace una encuesta en el facebook que no lo deja muy favorecido a FH. Todos votan en contra de él, que no se da cuenta o disimula muy bien. Más tarde, El Caleño, llama a C y le desea suerte en su exposición y le dice que que pena que no puede ir, que el trabajo se acaba muy tarde, que lo disculpe. C le dice que está nerviosa y que todo bien, que después la ves, que todavía va a estar por algún tiempo. El Caleño lamenta mucho no poder ir a la exposición y verla, a ella que es como una canción de Juana Molina. No le duran mucho los lamentos porque hay trabajo por todos lados y el hambre empieza a hacer de las suyas. Piensa, El Caleño, que comprar y va adonde el doctor GG, el buen hombre HS y la señorita CJ para que se decidan por algo, al final es pan y no importa, lo come igual. Después juega el América y dos errores groseros de la defensa y el arquero nos amargan el primer tiempo. El San Pablo se va ganando al descanso por dos a cero y el rojo no se encuentra. Los quince minutos de descanso le sirven a El Caleño para salir corriendo del trabajo, tomar un taxi y llegar a casa. Después llega el otro gol del equipo brasileño y la ilusión que se apaga. Más tarde, casi al final del compromiso, el América descuenta pero ya no hay tiempo y el 3-1 está sellado. Se complicaron las cosas piensa El Caleño que tiene bastante sueño. Mañana tendrá tiempo para escribir todas estas cosas.

martes, 3 de marzo de 2009

Tercer día

020309

Il terzo giorno. Al fin continuidad, piensa El Caleño. Dos día seguidos. Pero se dice también, El Caleño, que no va a durar mucho, que lo normal debería ser esto pero no, dos días consecutivos son novedad. En fin.

Empezar como siempre, El Caleño se despierta tarde y sale hacia su trabajo si saber que le espera. No es algo grave pero si se pudo haber evitado. Como decía El Caleño llega a las diez a su trabajo pero, triste destino, se da cuenta que desde ahora entra a trabajar a las tres de la tarde. Es mejor, si. Ese horario. Mejor porque le queda más tiempo para escribir en la mañana, o para dormir más, o para ver televisión o una película o la repetición de un partido o simplemente para hacer nada, que para lo que siempre hay tiempo. Entonces juega poker. Mientras llega la hora de empezar a trabajar y es sencillo, lo único que necesita es prestar atención. Es el mismo trabajo de los domingos, corregirles el estilo a los demás. Revisar puntuación, concordancia, redacción, ortografía. Leerme el periódico entero.

En la noche habló con L y con MC, por messenger. Las quiere mucho a las dos El Caleño. A MC como si fuera su hermanita menor. A L la sigue queriendo, a pesar que ya se haya acabado todo. Pues si, también estuvo Liniers y etiquetar alguna caricaturas. Después hablar sobre el trabajo, lo bueno y lo malo. Las ganas de hacer otra cosa, de cambiar de aire porque poco a poco, El Caleño, se siente atrapado por la rutina, por el trabajo de oficina, por lo que sabe hacer y que no quiere que se convierta en lo único que va a hacer, con su vida y tiempo, El Caleño.

Más tarde, en la noche, El Caleño sale y recorre la ciudad ya casi sola. Son faltan unos diez minutos para que sean las once de la noche y él recorre la carrera quince. Ve, por primera vez y a pesar de haber estado en la inauguración, al MIO recorriendo la ciudad. Los buses azules, uno tras otro, y la gente tras las luminosas y amplias ventanas regresando a cualquier lugar. El Caleño sonríe y siente una sensación extraña en el pecho. Debe ser una especie de orgullo se dice. Se siente bien, dejarse llevar por eso, se siente bastante bien.

lunes, 2 de marzo de 2009

Segundo día

010309

El Caleño, una vez más, se levanta temprano en la mañana. Una vez más, El Caleño, se levanta temprano en la mañana. Temprano en la mañana se levanta, una vez más, El Caleño. Cansado de levantarse temprano en la mañana El Caleño intenta no volver a dormirse. Es domingo y tiene que salir antes de las nueve. El día anterior había dicho que se iba a peinar. El tiempo pasó y El Caleño terminó el día viéndose La Vida de los Otros y le pareció genial. La forma en que se desarrolla esa empatía, la forma en que el que vigila se convierte en una parte del que es vigilado. En fin, es tarde y El Caleño, ya lo dije, debe levantares temprano.

Son las nueve de la mañana y llama a Don J que lo tiene que llevar hasta el otro lado de la ciudad. Salen y treinta minutos después están en el lugar equivocado, pero en el momento El Caleño no lo sabe. Va, pregunta y la inauguración de los buses esos no va a ser allí donde le dijeron, ahora es en el centro, y El Caleño, resignado, se dirige hasta San Bosco sólo para sentarse y esperar a que llegue el sinistro personaje AUV montado en un bus de color azul. El siniestro personaje AUV habla por una media hora y después se marcha en el mismo bus en el que llegó. El Caleño no ve la hora de salir de allí, tiene hambre porque el desayuno no fue nada y ahora es la una de la tarde. Sale para su trabajo, sintiendo un nudo en el estomago y no come hasta muy tarde, casi cuando empieza el partido. Se juega el clásico de la ciudad, América de Cali contra el Deportivo Cali y El Caleño, hincha rojo americano, lamenta que no tenga el tiempo suficiente para dedicarle al juego. Después un gol de Cali tras un error del nuevo arquero argentino del América. Después la derrota. Le duele pero no como debería, a mitad de semana se juega contra el Sao Paulo y sólo hay esperanza de victoria.

Luego, más tarde, habla con L. la sigue queriendo igual, como en la canción y ella lo sabe, El Caleño lo sabe. L cumple años el miércoles y El Caleño le dijo que le había comprado una vaca blanca con manchas negras. También piensa en C que cumplió años hace poco más de una semana, El Caleño, en C y los tres regalos que le prometió y que aún no le ha dado. El Caleño se da cuenta entonces que en estos momentos es sólo promesas y nada de realidad. Aún cuando los regalos esperen sobre su escritorio, aguardando que una niña hermosa los vea y les dedique una sonrisa como sólo ella lo sabe hacer.